Victoria lo miró directamente a los ojos, sus propios ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación.
- Aarón, suéltame. No te he dado ninguna razón para desconfiar de mí —dijo con firmeza.
Aarón, todavía furioso, la soltó, pero su mirada seguía llena de sospecha y enojo.
- ¡Ouch, me duele, por favor, suéltame! —dijo Victoria, intentando zafarse— ¿Qué te pasa? Me estás lastimando —añadió, con lágrimas en los ojos.
Aarón vio a Victoria soltar una lágrima y, aunque se sentía mal por ello, estaba tan cegado por los celos que no medía sus acciones.
- Dime dónde diablos estabas. Seguro estabas con otro, seguro te estabas rebol... —empezó a decir, pero no terminó la frase porque Victoria le dio una bofetada.
- ¿Cómo se te ocurre pensar eso de mí? —dijo Victoria, con la voz entrecortada— ¿Qué diablos te pasa? Tú no eres así —continuó, llorando— Eres un idiota.
Dicho esto, Victoria se fue corriendo a su habitación, dejando a Aarón parado, atónito y furioso. En el baño, Victoria se dejó caer y comenzó a llorar desconsoladamente.
Mientras tanto, Dafne, Miray y Hamza estaban afuera, descargando las compras. Al escuchar los gritos, corrieron adentro lo más rápido posible. Cuando llegaron, vieron a Aarón furioso, diciendo tonterías, hasta que Victoria no aguantó más y le dio una bofetada.
- ¿Pero qué diablos te pasa, Aarón? —dijo Miray, con preocupación.
- Nada, ¿qué hacen ustedes aquí a esta hora? —intentó cambiar de tema Aarón— Y tú, Dafne, ¿cuándo llegaste?
- Llegué esta mañana —respondió Dafne, molesta.
- ¿Qué? ¿Por qué no me dijiste? —preguntó Aarón.
- Eso ya no importa – responde ella molesta
- No cambies de tema, Aarón —dijo su madre— Dinos, ¿por qué diablos le dijiste esas cosas a Victoria? ¿Qué te pasa, hijo?
- No me pasa nada, y dejen de meterse en mi matrimonio. Son cosas que no les incumben —respondió Aarón, con irritación.
- Claro que nos incumben, y mucho —dijo Hamza— ¿Cómo se te ocurre decirle esas cosas a tu esposa?
- No, mejor váyanse a dormir —dijo Aarón, tratando de desviar la conversación.
- Tú no eres así, ¿qué te pasa? —insistió Miray.
- No me pasa nada —gritó Aarón.
- Te digo algo, hermano, eres un idiota —dijo Dafne, furiosa.
- ¿Qué? —respondió Aarón, sorprendido.
- Eres un idiota. ¿Sabes al menos cómo está tu esposa? —preguntó Dafne.
- ¿A qué te refieres? —preguntó Aarón, confundido.
- Victoria estuvo todo el día pensando en ti. Estuvo triste todo el día. Nosotros vinimos a verla y la encontramos con los ojos cristalizados. Para que no estuviera así, la llevamos a dar un paseo. Fuimos de compras, hicimos cosas divertidas, y después fuimos a cenar —explicó Dafne.
- ¿Esperen, ella estaba con ustedes toda la tarde? —preguntó Aarón, tratando de asimilarlo.
- Sí, estaba con nosotros, pero intentaba sonreír y no podía. ¿Sabes por qué? Porque alguien no cumplió lo que le prometió —dijo Dafne.
- ¿A qué te refieres? —preguntó Aarón, confundido.
- Ay, no, ¿qué hice? —dijo Aarón, golpeándose la cabeza.

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CASADOS POR ACCIDENTE
RandomLa vida de Victoria Somerset y Aarón Özdemir se entrelaza en una trama llena de pasión, intriga y giros inesperados. Victoria, una belleza deslumbrante y líder de las chicas populares en la universidad, y Aaron, un chico guapo y adinerado recién lle...