CAP. 8

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La atmósfera en la lujosa cancha universitaria estaba cargada de expectación y tensiones palpables. Los murmullos y las miradas furtivas se entrelazaban mientras los jóvenes se acomodaban en las gradas, listos para presenciar el enfrentamiento entre Aarón y los populares.

- para mí que el chico nuevo va a perder

- el nuevo sí que está loco

- cómo se le ocurre desafiar a los populares

- es obvio que va a perder

- nadie puede ganarles

Entre la multitud, Isla se apresuró hacia la cancha, su corazón latiendo con fuerza. Con determinación en sus ojos, se acercó a Aarón, instándolo a no caer en las artimañas de sus oponentes.

- No te dejes llevar por su juego, por favor - suplicó Isla, su voz llena de preocupación.

Aarón la miró con gratitud, pero Isla podía ver la incertidumbre en sus ojos.

- ¿Por qué no debería jugar? ¿Por qué debería renunciar ahora? - Isla lo miró con urgencia, expresando su temor a perderlo si las cosas salían mal.

- No quiero que te vayas - confesó Isla entre sollozos, dejando que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Aarón la consoló, prometiéndole que siempre estaría a su lado, independientemente del resultado del juego.

Mientras tanto, Dafne, la hermana de Aarón, se unió a la conversación, transmitiendo confianza en su hermano.

- Confía en él, Isla. Él sabe lo que hace - aseguró Dafne, su voz llena de convicción.

Con un abrazo reconfortante, Isla se calmó y se unió a Dafne en las gradas, enviando a Aarón sus mejores deseos y su apoyo incondicional.

Mientras tanto, en otro rincón de la cancha, Max buscó a Dafne, quien parecía estar luchando con sus propias emociones.

- Dafne, esto no se siente bien - dijo Max, mirando hacia la cancha con incertidumbre.

Dafne le colocó una mano reconfortante en el hombro, tratando de calmarlo.

- Lo sé, Max, sé que tú no estás de acuerdo con esto – respondió sonriéndole

- Pero, ¿y si pierde? ¿Y si esto sale mal? - Max suspiró, con una expresión tensa en su rostro – ¿! Dafne, no quieto que te vayas!?

Dafne le ofreció una sonrisa tranquilizadora.

- Siempre hay riesgos en todo, Max. Pero confío en mi hermano.

- Pero...

- Pero nada Max, mejor ve a jugar, deja de preocuparte

Max asintió lentamente, dejando escapar un suspiro de resignación.

- Supongo que tienes razón. Solo espero que todo esto valga la pena al final

Dafne le dio un apretón amistoso en el hombro.

- Lo hará, Max. Ahora vamos a disfrutar del juego, ve con los populares y te deseo suerte - respondió

- Está bien – lo abraza – este juego ya está decidido, tu hermano ganará – al decir eso Dafne se queda estática, ella sabía que algo se traía Max

Los espectadores observaban con atención mientras la tensión aumentaba antes del inicio del juego. Los comentarios y las especulaciones llenaban el aire, reflejando el profundo interés y la pasión por el enfrentamiento que estaba por venir.

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora