CAP. 44

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Mientras continuaba observándola, una determinación creció en su interior.

- "Haré todo lo que esté en mi poder para apoyar a Victoria y ayudarla a superar esto" - se prometió a sí mismo - "Ella no está sola, y yo estaré a su lado en cada paso del camino".

Con esa resolución firme en su corazón, Max se preparó para enfrentar el día que se extendía ante ellos, decidido a ser el apoyo incondicional que Victoria necesitaba en ese momento difícil.

En la finca, Aarón estaba exhausto después de pasar una noche sin dormir, preocupado por la desaparición de Victoria. Bajó las escaleras con paso pesado, sintiendo el peso de la incertidumbre en sus hombros. Justo en ese momento, su teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo su sombrío silencio.

- ¿Qué quieres? —contestó Aarón con brusquedad, su tono reflejando su agotamiento y frustración.

- ¡Uy, qué genio! —respondió Dafne, su hermana, con un toque de sarcasmo en su voz—¿Puedo saber qué te pasa?

Aarón apretó los dientes, resistiendo el impulso de colgar el teléfono. Sabía que no podía evitar hablar con su hermana, especialmente en un momento como este.

- Victoria no está —dijo finalmente, su voz cargada de preocupación— No sé dónde está. La he estado buscando toda la noche y no hay rastro de ella.

Dafne permaneció en silencio por un momento, absorbiendo la gravedad de la situación. Luego, comenzó a hablar en un tono más suave, evidenciando su preocupación por su hermano.

- ¿Has contactado a la policía? ¿Has revisado todos los lugares donde podría estar?

- Sí, lo he intentado todo —respondió Aarón con frustración— Pero nada. No sé qué más hacer.

Dafne suspiró al otro lado de la línea, sintiendo la impotencia de no poder ayudar a su hermano.

- Aarón, mantén la calma. Vamos a encontrarla, ¿de acuerdo? No pierdas la esperanza.

- Lo intentaré —dijo Aarón, su voz temblando ligeramente—. Pero no puedo evitar preocuparme.

La conversación continuó entre los hermanos, cada uno tratando de brindar apoyo al otro en medio de la crisis. A pesar de la incertidumbre que enfrentaban, sabían que debían permanecer unidos para superar este desafío juntos.

En la mansión Anderson, Max permanecía junto a Victoria, tomándole la mano y besándola con ternura mientras ella despertaba. Su mente estaba llena de pensamientos turbulentos, preocupado por lo que le había sucedido a Victoria y qué más podría pasar.

Mientras Max tomaba la mano de Victoria, su mente estaba llena de pensamientos turbulentos y preocupaciones. Observaba con atención el rostro sereno de Victoria mientras dormía, pero por dentro, estaba luchando con una marea de emociones.

Se preguntaba qué podría haberle sucedido a Victoria para que estuviera en ese estado. ¿Qué había causado su crisis de ansiedad? ¿Qué secretos ocultaba en su mente atormentada? Max se sentía impotente al no poder encontrar respuestas a estas preguntas.

Al mismo tiempo, sentía un profundo amor y preocupación por Victoria. Quería protegerla, asegurarse de que estuviera a salvo y hacer todo lo posible para ayudarla a superar sus temores y preocupaciones.

Mientras acariciaba suavemente la mano de Victoria, Max se prometía a sí mismo que estaría allí para ella, sin importar qué. Estaba decidido a ser su apoyo incondicional, su roca en medio de la tormenta.

Sin embargo, también se sentía abrumado por la incertidumbre del futuro. ¿Qué les deparaba a él y a Victoria? ¿Podrían superar juntos los desafíos que enfrentaban? Estas preguntas seguían girando en su mente mientras observaba a Victoria, esperando que pronto despertara y pudieran enfrentar juntos lo que sea que viniera.

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora