Victoria llegó a la mansión de Somerset, donde su padre la recibió con los brazos abiertos.
- ¿Cómo estás, hija? ¿Cómo te fue en la universidad? - dijo él, con una sonrisa amorosa.
- Bien, padre. Me divertí mucho - respondió Victoria con una voz aparentemente tranquila, aunque tratando de disimular su enojo por lo que había ocurrido en la universidad.
- Me alegro, hija - dijo su padre, observándola detenidamente - Pero pareces un poco distraída. ¿Estás bien, hija?
- Sí, padre, no te preocupes - respondió Victoria, tratando de tranquilizarlo - Mejor me voy a cambiar
- Está bien - asintió su padre, aceptando su respuesta
Mientras tanto, en la mansión Wilson, William llegó visiblemente molesto
- No puedo creer que Victoria se ponga de parte de esos pobretones - murmuró para sí mismo mientras empujaba la puerta con fuerza.
- ¿Qué pasó, hijo? - preguntó su padre al verlo entrar de esa manera.
- Nada, padre. No me pasó nada - respondió William, aunque su tono de voz dejaba en claro que algo le estaba molestando.
- ¿Problemas con Victoria? - preguntó su padre, preocupado.
- Ay, padre, no sé qué hacer - respondió William con frustración -Ya no sé qué hacer con ella
- Ya cálmate, hijo - dijo su padre, tratando de calmarlo - Mejor cuéntame cuándo se piensan casar
- Aún no hemos hablado sobre casarnos - admitió William - La verdad, a mí me gustaría casarme con ella, pero aún no quiero... aún no quiero compromisos
- ¿Cómo que no han hablado sobre casarse? - exclamó su padre, sorprendido - Pero ya llevan dos años juntos. ¿Qué están esperando?
- No lo sé, padre - respondió William, frustrado - Estoy empezando a cansarme de esta situación. Llevamos dos años juntos, y aún ella no se me ha entregado
- Ya, hijo, cálmate - dijo su padre, intentando tranquilizarlo - Seguro ya se te entregará. No te desesperes, William
- Eso espero, padre - suspiró William - Pero mientras tanto, disfrutaré con las demás, ellas me dan lo que quiero
- William, no digas eso - le advirtió su padre - Es mejor que dejes de buscar esas cosas. Si Victoria se entera, habrá problemas."
- Pucha, padre - murmuró William, frustrado – usted sabe perfectamente que solo quiero a Victoria
Mientras tanto, en la mansión Somerset Seagate, durante la cena, el padre de Victoria sacó el tema del matrimonio y los nietos.
- ¿Y cuándo piensas casarte y darme nietos? - preguntó, mientras Victoria se atragantaba con la comida - ¿Estás bien, hija? - preguntó él, preocupado.
- ¿Cómo voy a estar bien si me acabas de preguntar cuándo me voy a casar y darte nietos? - respondió Victoria, entre toses.
- Pero no dije nada malo - dijo su padre, confundido - Al contrario, es algo muy bueno para ti, Victoria, porque yo no me quiero morir sin ver a mis nietos corretear por el jardín de la casa y me llamen abuelo
- Sabes perfectamente, padre, que aún no quiero casarme, menos tener hijos - dijo Victoria, con determinación – además no es para tanto, padre. Tal vez con el tiempo pueda serlo
- Qué cosas dices, hija - suspiró su padre – mejor habla con William para que dé una vez te pida matrimonio y se casen. Tú sabes que es un buen partido, además necesitamos su dinero para salvar la empresa
- No son tonterías, padre - respondió Victoria, levantándose de la mesa - Y no pienso casarme, y menos por dinero ni por nada. Además, no... no lo quiero, no lo quiero como él quiera que lo quiera. Es mi última palabra, gracias- Con eso, Victoria se retiró a su cuarto, dejando a su padre pensativo y preocupado por el futuro de la empresa.
En la cafetería de la universidad, el grupo de chicas se había reunido para hablar sobre lo que estaba sucediendo entre ellas. Victoria, Nova, Kylie e Ivett estaban inmersas en una conversación seria.
- Ay, Victoria, ya deja de estar molesta con nosotras - dijo Noa, tratando de calmar los ánimos - No puedo creer que te lo tomes tan personal."
- Es que se están pasando, chicas, en serio - respondió Victoria con frustración - Ni siquiera las reconozco
- Sí, amiga, ya deja de estar molesta con nosotras - intervino Clara, tratando de suavizar la situación.
- Dios mío, si no... - comenzó Victoria, pero se detuvo antes de terminar la frase, visiblemente angustiada - no sé qué voy a hacer con ustedes - continuó, sacudiendo la cabeza - Están actuando de una manera que no puedo entender.
- Por favor, victoria, deja de tener compasión por esa clase de gentuza – expresa Ivett – además siempre fuimos así, no sé por qué últimamente te molesta
Hubo un momento de silencio mientras las chicas procesaban las palabras de Victoria.
- Quizás en un momento lo hicimos, pero es hora de que cambiemos, chicas. Esto no está bien – dijo Victoria - No podemos seguir humillando a los demás solo porque somos hijas de grandes magnates. Es hora de que actuemos con más responsabilidad y respeto hacia los demás.
Sin embargo, no todas las chicas estaban de acuerdo. Algunas querían seguir molestando a las becadas y disfrutando de su estatus privilegiado.
- Entiendo que tengan sus motivos - dijo Victoria - Pero también debemos considerar cómo nuestras acciones afectan a los demás.
Hubo murmullos de descontento entre algunas de las chicas, pero Victoria se mantuvo firme en su postura.
- No estoy de acuerdo con nada de esto - dijo Noa con determinación.
Después de una larga conversación llena de altibajos emocionales, el grupo de chicas salió de la cafetería con la esperanza de que sus diferencias pudieran resolverse, mientras tanto Los populares, liderados por William, Thomas, Oliver, Max e Iker, entraron a la cafetería con su típica actitud arrogante. Thomas se acercó a Isla, y comenzó a insultarla sin piedad, mientras los demás chicos lo seguían con risitas burlonas.
- ¿Qué quieren? - respondió Isla con indignación, levantando la mirada de su comida.
- No, solo tratamos de darles pequeños regalitos - respondió Thomas con sarcasmo, antes de continuar con los insultos hacia Isla.
Después de un intercambio de palabras lleno de insultos, los chicos finalmente se excusaron diciendo que solo habían traído un regalo para Isla. Sin embargo, en ese momento, dos jóvenes se acercó a Isla con bandejas de comida y comenzaron a arrojarle comida, provocando su enojo.
- ¿Qué demonios les pasa? - exclamó Isla, tratando de apartar la comida de su rostro.
Tomás intentó excusarse, diciendo que él no había sido el responsable, que fueron otros chicos los que se habían comportado de manera irrespetuosa. Pero Isla no estaba dispuesta a aceptar ninguna excusa.
- ¿Por qué lo hicieron, no sé talvez? ¡Porque tú, tú me echaste refresco a mi camisa que es demasiado caros y son de diseñador! - acusó Isla, levantando la voz.
- ¡ya te pedí, disculpa que más quieres gusano! – grita, tomas se pone furioso al escuchar esa respuesta, así que levantó la mano, listo para golpear a Isla, pero alguien lo detuvo en el último momento.
- ¿Qué diablos crees que estás haciendo, imbécil? - le reprochó, deteniéndolo.
Con esa interrupción, la tensión en la cafetería alcanzó su punto máximo, dejando a todos en un estado de incertidumbre

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CASADOS POR ACCIDENTE
DiversosLa vida de Victoria Somerset y Aarón Özdemir se entrelaza en una trama llena de pasión, intriga y giros inesperados. Victoria, una belleza deslumbrante y líder de las chicas populares en la universidad, y Aaron, un chico guapo y adinerado recién lle...