CAP. 51

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- Entonces, habla con ella lo más pronto posible antes de que Victoria haga una locura —dice.

- ¿A qué te refieres con que haga una locura? —pregunta, alarmado

- No sé, solo tengo un mal presentimiento. Lo dejo en tus manos —responde, colgando la llamada abruptamente.

- ¡Oye, espera! —grita al teléfono— ¡Mierda, ya me colgó! ¿Ahora qué hago? —dice desesperado, golpeando la mesa con el puño.

Aarón se queda en silencio, su mente llena de preocupaciones. Sabe que debe actuar rápido, pero no sabe cómo acercarse a Victoria sin empeorar las cosas. La llamada con Max solo ha aumentado su ansiedad, y la imagen de Victoria en peligro lo consume. Tiene que encontrar una manera de llegar a ella, de hacerle saber cuánto la ama y lo mucho que le importa.

- vez mi hermano está dispuesto a hacer lo que sea necesario para hacer feliz a su esposa —dijo Dafne.

Max asintió, agradecido por el apoyo de Dafne.

- Gracias, Dafne. Realmente espero que ella esté bien —dijo, su voz llena de esperanza y preocupación.

Mientras tanto, en Sídney, Victoria llegó a la finca ya casi al anochecer, sintiendo la pesadez de un día agotador. Al entrar, fue recibida por su suegra, Miray, quien parecía esperarla con una sonrisa.

- Qué bueno que llegaste —dijo con entusiasmo.

Victoria, sorprendida, miró a su alrededor, notando la decoración festiva.

- ¿Por qué todo está decorado? ¿Acaso hay una fiesta? —preguntó, observando las luces y los adornos.

- Sí, hija—respondió con una sonrisa.

- Está bien, pero por favor, no pongan demasiado fuerte la música. Me voy a dormir, tengo sueño. Buenas noches —dijo, bostezando y preparándose para retirarse.

- Ah, no, no, no, señorita. No se va a dormir todavía —dijo, deteniéndola con suavidad pero firmeza.

- Pero, suegra, estoy muy cansada —intentó excusarse

- Nada de eso. Ve a cambiarte y después bajas. Los invitados no tardarán en llegar —insistió

- Pero – intenta oponerse

- Pero nada, así que ve a cambiarte – sonríe

- Como diga —respondió Victoria, resignada, subiendo a su habitación.

Una vez en su cuarto, Victoria se dio una ducha rápida y se cambió. Mirándose al espejo, se debatió si bajar o no.

- ¿Ahora qué hago? ¿Bajo o no bajo? Mejor me quedo aquí en mi cama. La verdad no me siento con ánimos para una fiesta —dijo para sí misma.

Pero no tuvo opción. La voz de su suegra resonó desde abajo.

- Hija, ¿ya estás lista? —llamó.

- Sí, suegra —respondió con desgano.

- Entonces baja, los invitados ya llegaron —dijo

- Está bien —dijo, resignada.

Bajando las escaleras de la inmensa mansión, Victoria apareció deslumbrante. Llevaba un vestido moderno y vanguardista, de color verde esmeralda con detalles negros. El diseño asimétrico era impresionante: la parte superior izquierda del vestido tenía un solo hombro con una manga larga, mientras que la parte derecha presentaba un escote profundo en V adornado con una malla negra que cubría el brazo y el torso. La falda larga y fluida se abría a un lado, revelando un pantalón ajustado negro con rayas verticales brillantes, lo que añadía un toque de sofisticación y modernidad.

CASADOS POR ACCIDENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora