capítulo 46

121 34 5
                                    

Capítulo 46
Athenea Jones.




Luego de hablar con Redgar, y dejar los controles del dron en manos de Ronin, Hela insistió para que me diera una ducha y se que la necesito. 
Al entrar en esa oscura y fría habitación, Hela se movía con una seguridad que me hacía sentir un tenue rayo de esperanza. Sus manos, aunque firmes, tenían una calidez que contrastaba con su apariencia severa. Me condujo hacia la puerta a la derecha; el baño. Podía oír el goteo del grifo, el sonido me resultaba extrañamente reconfortante.
──Vamos, entra. ──dijo, suavemente empujándome a pasar primero. Me paré en el umbral, sintiendo una mezcla de miedo y anticipación.
Hela me guio hasta el espejo, sintiendo mi renuencia a enfrentarme a lo que vería pero aún así, me atreví. Debía hacerlo.
Con un nudo en el estómago, levanté la vista. Mi reflejo era una sombra de la persona que recordaba. Mi rostro, demacrado y pálido, me observaba desde el otro lado del cristal. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver los estragos de las semanas que habían pasado. Respiré profundamente, tratando de calmarme.
Bajo el reflejo de la tenue luz, noté una pequeña porción de mi cabello, corto y desordenado, me habían cortado el cabello. Un hematoma cubría mi ojo derecho, extendiéndose de manera más intensa hacia la zona inferior. Con mano temblorosa, rocé ligeramente mis dedos sobre la cicatriz que se mostraba ligeramente en mi frente, recordando el momento en que decidí sin pensarlo interponerme para salvar a Redgar. Lo había hecho entonces sin dudar y lo volvería a hacer si fuera necesario.
──La bala sólo rozo… de haber impactado, no estaría aquí. ──escuché a Hela, cerré mis ojos y recordé todo como si fuese una película en mi mente. ──. Arriesgo su vida por el señor. Es muy valiente, señora.
Hela, respetuosa de mi momento, se acercó y abrió la ducha, el sonido del agua cayendo ofreciendo un amparo auditivo para mis pensamientos. Extendió su mano hacia mí, un gesto de apoyo silencioso pero potente.
──Venga. ──dijo con voz baja pero firme. ──. Debe resurgir.
Acepté su mano, tomando su fuerza como un ancla. Sabía que el camino hacia mi recuperación sería larga pero debía acelerar.  Ella me quito la bata, mi cuerpo parecía un cuadro lleno de distintos tonos de matices, no había espacio en mi piel que no tuviese una marca.
Los golpes de Alessandro en el apartamento, el choque de la camioneta, y la bala…
Ingreso bajo el agua por minutos que parecen eternos, Hela me ayuda a asearme ya que ciertos movimientos aún me resultan complicados, y todo en mi duele, incluso mi alma duele.
Viví engañada un año, Redgar sufría por mi ausencia, y yo… vivía en los brazos de un hombre que me usó a su conveniencia, que jugó con mi mente.
Me siento asqueada al recordar sus manos sobre mi cuerpo, sus labios rozando los míos, Hela me sujeta al notar que estoy por caerme.
──¿Señora?
Contengo mis lágrimas. No más lágrimas. No más.
──¿Está bien?
──No. No estoy bien, ese hijo de puta. ──gruño.
Hela no dice nada, entiende mi rabia. Toma una toalla y con mucho cuidado, seca mi cuerpo procurando no tocar mi heridas.
Me ayuda a salir del baño, y me guía hasta la habitación, me siento con cuidado en la cama, Hela se mueve de un lado a otro buscando ropa, noto que hay ropa de hombre en esta habitación. Es la ropa de él.
──El señor ordeno que se le comprará ropa, y cosas de aseo para cuando despertara tuviese a su disposición todo lo necesario. ──dice mientras saca ropa, mi cabeza comienza a doler.
Hela deja todo en la cama para que observé lo que sacó para mí.
──Me duele la cabeza. ──susurro.
──Llamaré al doctor, tiene que descansar. ──la puerta es tocada con fuerza, Hela y yo intercambiamos miradas. Ella deja lo que hace y se acerca a la puerta para abrirla, Ronin aparece agitado.
Una presión en mi pecho instala.
──Tumbaron el helicóptero. ──me quedo inmóvil. ──. No he podido comunicarme con Red, ni con Tony.
Cierro mis  manos con fuerza en las sabanas, todo mi cuerpo se tensa, y una inmensa rabia empieza a apoderarse de mi.
Él está bien… él está bien. Debo pensar y ser inteligente, debo buscarlo antes de que…
──¿El dron?
──Le dieron también.
──Envía un equipo de rastreo, intercepta alguna señal que provenga de Verona, y pon a volar el otro dron. Consíguelo.
──Hecho.
Me levanto como puedo, Hela sujeta mi mano.
Cierro mis ojos e intento ponerme en la mente de Alessandro, lo vi muchas veces planear, lo escuché hablar con sus hombres, y su mente es retorcida, él es obsesivo con aquello que cree suyo.
Obsesivo.
──Dobla la seguridad de aquí, Alessandro va a venir. Va a venir…  Por mi.
Ronin asiente.
──Vísteme, Hela. Espérame en la sala de control. ──susurro hacia Ronin. La puerta se cierra, y Hela se pone en lo suyo sin dudarlo, me ayuda a vestirme, cepilla mi cabello con cuidado, y me siento que mi cabeza va a mil por horas, pensando en él.
Sé que está bien, lo creo y lo siento.
Él no me dejaría sola en este maldito mundo.
Noto que el arnés de Red está en un esquina de la habitación, me levanto con fuerza y camino hacia ese lugar, el arnés está junto a una de sus camisas. 
No lo pienso ni dos veces.
Me coloco el arnés, Hela lo ajusta, y me extiende mi arma, me coloco la camisa de Red encima de mi ropa.
Su olor, su perfume me embriaga.
Cierro mis ojos.
──Necesito que me envíes un señal, amor. Por favor.
La puerta se abre, el doctor aparece. Se le ve agotado, y sobre todo angustiado. Me recorre con la mirada.
──Necesita regresar a la cama. Sus valores está bajos, solo tiene un par de horas de haber despertado, es importante que descanse, su cerebro…
Llevo mi dedo a mi boca para que haga silencio.
──Haga silencio. Deme algo que me dé fuerzas, que me quite este maldito dolor y cabeza que cargo, y cállese la puta boca.
──Su esposo va a matarme si le pasa algo. ──gruñe.
──Soy yo quien va a matarlo sino me quita este puto dolor de cabeza y me da algo para dejar de estar temblando. Mi esposo me necesita fuerte, mi esposo necesita que tome su lugar ahora mismo. ¡Deme algo, ya!
Grito con fuerza.
No puedo romperme ahora, no puedo.
Él me necesita.


Athenea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora