Capítulo 12

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—Obviamente la comida del banquete fue preparada por gente del harem, la señorita Gyokuyo no es exigente con la comida, es por lo que en su mayoría ella consume la misma comida que el emperador —comencé—. Sin embargo, en esta ocasión los ingredientes de su comida, el marisco y las verduras eran un poco diferentes, solo es una teoría, pero... creo que las comidas de las señoritas Gyokuyo y Lishu fueron intercambiadas.

De inmediato, el maestro Jinshi y Gaoshun se alarmaron.

—Señorita Lishu, usted es incapaz de comer caballa y abulón ¿verdad?

Asintió con mucho nerviosismo, y yo vi que su catadora comenzó a ponerse demasiado ansiosa, y en circunstancias normales no había necesidad de hacer esos gestos.

—Esto es una cuestión muy seria de salud, no es que sean quisquillosas con la comida, en esta ocasión solo se produjo un salpullido, pero bien pudo haberle causado una insuficiencia cardiaca o dificultades para respirar —declaré—. Y en el peor escenario posible, pudo haber terminado muerta, señorita Lishu, si esto hubiese sido planeado por alguien que era consciente de ello, sería como si esa persona le hubiese dado veneno.

Ambas están aterradas, pero su temor es diferente, la señorita Lishu teme por su vida y su estatus ante el emperador, aunque todavía no recibe visitas, en algún momento puede que sea de su preferencia y no puede permitirse estar en mal estado de salud.

En cambio, el temor de su catadora es diferente, y no me gustó la cara que puso a la hora del banquete, por eso tiene sentido que esté ansiosa en este momento.

—La señorita Lishu era consciente de su entorno, así que supongo que le era imposible decir algo al respecto, pero comer eso fue una conducta extremadamente peligrosa —sentencié—. En cuanto a ti, tú fuiste designada como su catadora ¿no es así?

—Sí...

—Si ves que tu señora lo come por error, haz que lo vomite en seguida por favor —le dije—. Aunque claro, la mejor opción es no dejar que siquiera lo pruebe.

Llegaremos un poco más lejos en mi amenaza para que aprenda la lección.

—Antes de que ustedes vinieran, me di a la tarea de escribir todas las precauciones necesarias, si las siguen no tendrán problemas, —y le entregué mis escritos—. Pero si cometen, aunque sea un error, ni siquiera yo, una médica que se ha ganado el favor del emperador, quien confía en mis habilidades, seré capaz de hacer algo al respecto, nunca deberás olvidar esto.

Con eso basta.

La catadora asintió con tanto miedo que casi se le caen los escritos.

En cuanto se fueron, suspiré agotada.

—Buen trabajo —me dijo el maestro Jinshi poniendo su mano en mi hombro.

En definitiva, no conoce el concepto de espacio personal, ¿qué espera sacar de tener esta cercanía haca mí?

—Soy una médica, y las comidas alérgicas para ciertas personas es un tema serio —respondí sin darle importancia a su mano en mi hombro.

Espera, ¿debería hacerle notar que me causa una emoción, aunque no sea verdad?

—¿Porque siempre estás tan calmada cuando me acerco tanto? —me preguntó.

No, mejor no.

—No sé de qué está hablando, maestro Jinshi —me excusé.

Hice una reverencia para poder irme.

—Iré a darle mi reporte a la señorita Gyokuyo, si me disculpan.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora