Capítulo 4

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Los momentos en los que era catadora eran cuando me convocaban durante las dos comidas grandes y para las fiestas de té, algunos días el emperador visitaba a la concubina Gyokuyo y había banquetes excepcionales así que también era llamada en esas ocasiones.

Además de catar la comida de la señorita Guokuyo mi alimentación también ha ido subiendo poco a poco... ahora es más lujosa.

Mientras esperaba los momentos en los que me llamaban me dedicaba a hacer notas médicas para seguir aprendiendo y no olvidar todo lo que he visto y vivido.

Aquí me consienten demasiado, siempre insisten en que coma más raciones de las que estoy acostumbrada, principalmente por el trabajo que tengo, aunque tenga este cuerpo privilegiado siempre he sido delgada entonces pueden pensar que mi resistencia a los venenos es baja a pesar de ser médica.

Terminé un papel completo de notas y seguí escribiendo.

Me gustaría desarrollar una medicina en caso de que la señorita Gyokuyo necesite relajarse.

—¡Mei-yin!

Salí de inmediato de mi habitación y cuando fui a la sala principal me encontré al eunuco Jinshi con esa galante sonrisa a la que ya me estaba acostumbrando.

—Maestro Jinshi, ¿en qué puedo ayudarle el día de hoy? —quise saber.

Por detrás de mi vi que las damas estaban eufóricas con esta visita.

—Recibí esto de parte de un oficial militar —explicó sacando una muy elegante caja color negro con adornos dorados—. ¿Podrías revisarlo por mí?

La abrí y emanó un aroma muy suave.

—Son bollos al vapor —musité.

Abrí un bollo, lo olí y de inmediato reconocí un aroma muy común para mí, al menos uno que conocía muy bien en mi ámbito de trabajo.

—Esto contiene afrodisíacos —declaré.

—¿Puedes saberlo sin comerlos? —me preguntó.

—Si, no contienen veneno, pero... bueno... tomando en cuenta de quien se los envío...

—No hay forma de que vaya a comerlos —finalizó.

Asentí.

—En mi opinión tampoco le recomendaría que los comiera.

¿Porque me sigue poniendo a prueba? Es claro que no iba a probar los bollos sabiendo que tiene afrodisíacos, y ya he experimentado esa sensación así que no quiero hacer una escena aquí frente a la señorita Gyokuyo.

Pero vi a la señorita Gyokuyo aguantándose la risa.

—Si eso es todo pido permiso para retirarme —anuncié.

—Tengo un favor que pedirte —dijo—. ¿Elaborarías un afrodisíaco para mí?

La petición me tomó por sorpresa, no sabía qué estaba tramando el maestro Jinshi, tampoco era que pudiera negarme, pero quería saber con qué fin me pedía este favor.

Aguarda, si lo hago podré preparar infusiones para la señorita Gyokuyo y mis compañeras de trabajo, tiene mucho tiempo que no dedico un rato a perfeccionar mis habilidades como boticaria y médica.

Suspiré hondo y sonreí de la misma forma en la que el maestro Jinshi me había sonreído desde que nos conocimos.

Será divertido.

—Mientras tenga las herramientas adecuadas, los ingredientes correctos y el tiempo necesario, puedo hacer lo que sea.

(...)

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora