Capítulo 67

465 67 6
                                    

Después de alrededor de tres horas sin parar ambos caímos rendidos sobre mi cama, recobrando la respiración.

—Eres increíble —me dijo mientras dejaba suaves besos en mi cuello.

Callé una risa.

—Maestro Jinshi, ¿puedo hacerle una pregunta?

—La que quieras.

Y me abrazó por la espalda.

—¿Usted creyó que a esto me refería con que viniera a verme más seguido?

Lo escuché reírse un poco también.

—No, pero me pareció una forma excelente de empezar a verte más seguido mientras sigues trabajando en el palacio interior —respondió—. Cuando regreses no me voy a contener, me quedé con las ganas de escucharte gritar mi nombre.

Me ruboricé un poco.

—Me gusta estar así contigo.

—A mí también —concedí—. ¿Se quedará a dormir?

—No vine aquí solo para pasar un par de horas contigo —reprochó—. Nunca hemos dormido juntos, aunque me iré apenas salga el sol.

—De verdad me sorprende lo bien que le oculta a Gaoshun esto —admití.

—Soy un gran actor —dijo orgulloso—. ¿Qué escribías antes de que llegara?

—Algunos tratamientos para cuando la señorita Gyokuyo saliera del parto —respondí.

Los ojos comenzaban a pesarme, había sido un día agotador y tuve una noche muy activa después de eso.

—Duérmete —me dijo.

Asentí levemente.

—Deberás cubrirte bien el cuello mañana al despertar...

Y me venció el sueño.

(...)

Cuando el sol salió por completo, lo primero que sentí fue la falta de calor del maestro Jinshi en la cama, pero al girarme vi una nota en mi escritorio.

Buenos días princesa, comenzaré esta nota diciendo te ves hermosa durmiendo, tu respiración calmada y tu rostro tan pacífico le da una paz a mi alma indescriptible.

Te dejo este dinero para que compres lo que quieras, seguramente hoy la señorita Gyokuyo te dirá algo, cuando venga a verte de nuevo quiero que me enseñes lo que compraste.

P.D.: no aceptaré que me regreses el dinero, compra lo que quieras.

Siempre tuyo, Jinshi.

Abrí el sobre y vi una enorme cantidad de monedas de plata.

Me consciente demasiado... cierto, dijo algo de mi cuello, ya no escuché bien lo que dijo.

Tomé un baño y noté que tenía marcas por todo el cuerpo, no pude evitar recordar su fuerza implacable y como se aferraba cada momento a mis caderas y piernas, mientras me ponía el uniforme característico de las damas de compañía del Palacio de Jade entendí a qué se refirió el maestro Jinshi.

Increíble... además del cuerpo tengo todo el cuello lleno de marcas, no tengo tiempo para tratarlas, así que solo las cubriré con maquillaje y en la noche veré qué hago.

Terminé de ponerme el vestido y salí de mi habitación para terminar con la limpieza del Palacio de Jade.

—Buenos días —saludé.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora