Capítulo 8

800 91 24
                                    

La condición de la concubina Lihua era peor de lo que creía, diluí cereales en agua, pero no mostró signos de poder alcanzar la cuchara, así que no tuve más remedio que forzar la comida a través de su garganta, lo hice tantas veces fue necesario porque al final, no puedes sanar si no comes.

Si abría las ventanas el característico olor a enfermo se hacía notar de inmediato ya que el incienso se dispersaba con facilidad.

No debería oler así de todas formas, ¿que acaso no la están limpiando correctamente? ¿Qué clase de sirvientas son? Estoy segura de que las damas de compañía de la señorita Gyokuyo jamás cometerían estas faltas en la salud de nuestra señora, por lo tanto, yo tampoco las haría ni muerta.

Abrí la puerta y vi a las damas esperando nerviosas.

—Preparen agua caliente y algo de tela —les pedí—. Ustedes van a tener que ayudar.

Con cuidado colocamos a la concubina Lihua en la bañera y la comenzamos a bañar conforme yo les iba diciendo.

Le hice beber té cada que podía, a veces lo reemplazaba con sopa diluida y con el aumento de la orina el cuerpo naturalmente debía expulsar el veneno por sí solo.

En cuanto comenzó a comer más, aumenté la cantidad de arroz en la sopa y después cuando fue capaz de tragar sin ayuda empecé a agregar frutas a la dieta.

Mientras revolvía un poco la sopa escuché algunos murmullos que provenían de la concubina Lihua, así que me acerqué en silencio y puse atención a ver si necesitaba algo más.

—¿Porque no...? —susurró—. ¿Porque no me dejaste morir?

Así que era eso... es lógico viniendo de alguien en su estado, y dado el historial mental que ha sufrido con la pérdida de su hijo y caer de la gracia del emperador, seguramente fue demasiado para ella.

Le acerqué la cuchara a su boca y me miró expectante.

—Si eso es lo que desea, puede dejar de comer —respondí.

Sin embargo, ella la tragó sin dudar en silencio.

—Como médica acepto los deseos de mis pacientes, pero también puedo ver a través de lo que realmente quieren decir —continué—. En mi experiencia aquel que no desea vivir no se esfuerza en seguir haciéndolo, si está comiendo... a mi parecer significa que no desea morir.

—Ya veo... ya veo...

La vi sonreír con lágrimas en los ojos, y no pude evitar contagiarme de esa misma alegría al haberse dado cuenta que quería seguir viva a pesar de todo.

Es fuerte concubina Lihua, no se dé por vencida.

(...)

Después de este problema, escuché que los eunucos que no cumplieron en recoger los polvos a fueron azotados, y la dama de compañía fue enviada a su casa.

He pasado dos meses aquí... y en ese tiempo la concubina Lihua ya camina sola, debería estar bien mientras no la vuelvan a envenenar.

Mientras paseaba en los pasillos vi a la concubina admirar las flores que estaban cerca de su habitación.

Me sorprende que ahora que está recuperada no me haya echado de inmediato, puede que sea orgullosa pero no es arrogante; definitivamente tiene el carácter para ser una emperatriz, es tan humana como cualquiera.

Finalmente entré a la habitación principal y me preparé para despedirme de la concubina Lihua.

—Dime, ¿crees que todavía pueda llegar a embarazarme después de esto? —me preguntó.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora