Capítulo 90

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Poco tiempo después cuando terminamos de arreglar nuestras ropas para que no hubiera evidencias de nada, el perrito al que cuidaba el señor Lihaku nos encontró y comenzó a ladrar.

—Es el señor Lihaku —le dije—. Es un alivio que haya podido liberar su estrés, maestro Jinshi.

Me sonrió con picardía y me besó lentamente antes de que el señor Lihaku se asomara y nos ayudara a salir.

—Vaya... ¿que estabas haciendo con alguien tan importante?

—Es difícil de explicar —respondí—. Caímos por una cascada y terminamos en esa cueva.

Para este momento el maestro Jinshi ya se había puesto de nuevo su máscara.

—¿Es así? Bueno, entiendo.

—Te pido que no le digas a nadie que estoy aquí —dijo el maestro Jinshi.

—Como desee.

No quiere que nadie sepa que está aquí... eso significa que quiere investigar quién nos disparó, pero... ¿incluso llegar tan lejos como para no hacérselo saber a Gaoshun?

Me le quedé viendo al perrito que estaba jugando muy alegre con Lihaku.

—¿Sabe hacer otras cosas? —le pregunté.

—¿Otras cosas? —inquirió—. Puede encontrar una madriguera de conejo, supongo.

Me agaché y le acaricié la cabeza.

De verdad es muy tierno, probablemente elija a los perros en lugar de los gatos.

—Maestro Kousen.

—Dime.

Me di cuenta de que el maestro Jinshi estaba muy alegre y relajado, no se veía como antes que estaba cansado y abrumado.

Por supuesto... una buena sesión de relaciones íntimas pone de buenas a cualquiera, hasta a mí me mejoró el ánimo.

—Lo mejor sería descubrir quién nos disparó antes —le dije.

(...)

—Me pregunto qué habrá aquí —dije con malicia ante el hombre que estaba buscando con desesperación el paquete que yo traía en las manos.

—Eso es... ¡porque tú...!

Y antes de que me arrebatara el paquete, el señor Lihaku detuvo al hombre por la espalda y lo tiró al suelo.

De inmediato el perrito comenzó a ladrar ante la muestra de peligro que representaba el hombre.

—Espero que no odie a los perros después de esto —le dije—. La razón por la que no querían ningún perro en este evento es debido a esto, ¿verdad?

Y saqué la feifa que estaba envuelta en el paquete.

—Cuando la pólvora que se obtiene combinando carbón vegetal con salitre y azufre es encendida, produce un olor desagradable a huevos podridos —continué—. Lo que hace que la gente quiera taparse la nariz, si ese olor fuera captado por un perro de caza, encontraría de inmediato esta feifa.

Aun así, mantuve mi distancia del hombre debido a la clara preocupación del maestro Jinshi en sus ojos, que trató de disimularla frente al señor Lihaku.

—Y aunque nosotros no pudiéramos olerlo, un perro de caza aun sería capaz de olfatear el persistente olor a pólvora de alguien que acaba de disparar.

Analicé un poco más aquel artefacto.

Es una feifa muy imprecisa por su diseño, lo que la hace realmente inadecuada, especialmente en una montaña donde hay muchos obstáculos... y a pesar de eso, aun así, fue usado para atacar al maestro Jinshi, podría ser debido a que es un modelo más nuevo.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora