Capítulo 95

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E interrumpiendo este melancólico momento, regresó la antigua jefa de damas de compañía.

—Disculpe, preparamos algo de té —anunció con una clara sonrisa que de inmediato se esfumó al ver a su señora en el suelo sollozando—. Bueno, ¿señorita Lishu ahora que le aflige? Hacer algo tan penoso frente a todos... debería sentir vergüenza.

A primera vista, parece que una dama de compañía que respeta a su señora, pero... si la observas con atención, no tardará en revelar su verdadero ser.

Darse los mejores aires frente a los hombres importantes, pero voltearse a ser este tipo de dama... esta mujer no es mejor que una cortesana de tercera categoría, una mujer así... provoca la ira de las personas.

—Vaya, este espejo... ¿todavía lo conserva? —y se lo arrebató de las manos—. Y luego de haber recibido otro espejo grande y bonito... ¿no le parece si mejor lo entregamos a la caridad?

—Devuel...

Dígalo, sea fuerte, señorita Lishu.

—¿Que dice?

—¡Devuélvemelo!

Se abalanzó contra ella y lo recuperó con los ojos llorosos su espejo, volvió a hincarse en el suelo con aun más fuerza a ese preciado regalo.

—¡Caramba! —exclamó la mujer—. Comportarse así enfrente de los visitantes, debería darle vergüenza.

Y el resto de sus damas la miró con un evidente desdén.

Ahora que llegaron las demás, si dejamos que las cosas terminen así, se dará a entender que fue la señorita Lishu quien orquesta todo este drama... a menos que...

Por favor, tiene que hacer algo... maestro Jinshi.

Por debajo de mis mangas apreté los puños con fuerza al sentir la impotencia de no poder hacer nada, no tenía la suficiente confianza como para poder intervenir.

—Este artículo parece ser algo importante —intervino el maestro Jinshi—. Así que, ¿no cree que sería mejor confirmarlo antes de tomar alguna decisión?

La dama se ruborizó ante sus solas palabras, y frente a mis ojos veía como se acercaba lentamente para quitarle con suma gracia una horquilla de su cabello.

—Esta horquilla se la deben de haber regalado, ¿no? —inquirió—. Pero, incluso si esto fue dado como un regalo... que una simple doncella lleve una horquilla con el escudo de una concubina, es... totalmente inapropiado, ¿o no lo sabía?

Esa cara... realmente da miedo, pero es justo lo que esta mujer merece.

No pude evitar sonreír con malicia al ver su claro castigo.

El maestro Jinshi está consciente de lo que hacen las doncellas, pero llamar abiertamente la atención sobre ello dañaría la reputación de la señorita Lishu, al ser algo en lo que no se debe de involucrar un eunuco, pero dadas las pruebas contundentes le dan algo en lo que basarse.

—Por favor, intente comportarse teniendo en cuenta su posición a partir de ahora —siseó.

La dama cayó al suelo completamente abatida y el maestro Jinshi salió de la habitación bebiendo con total normalidad el té que habían preparado.

(...)

Esta vez, me encontraba en el consultorio del matasanos, tomando un pequeño descanso luego de tanto trabajo en el Palacio de Jade.

—Tu eres alguien muy delicada, jovencita, siempre estás arreglada... parece que perteneces a los grandes clanes de la corte imperial —dijo el matasanos—. ¿No planeas casarte pronto? Aunque aquí solo hay eunucos.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora