Capítulo 1

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—Mei, llegaron tus clientes —me dijo la anciana.

Las niñas terminaron de arreglar mi tocado del cabello y me di un último vistazo en el espejo.

—Hoy jugaremos al go —le dije—. Yo los guiaré, son clientes... especiales.

Me levanté de mi asiento y salí de mi habitación.

—Caballeros, ¿no creen que esta noche será eterna con esta compañía? —siseé.

—Por supuesto señorita Mei —me respondieron.

Les sonreí con un poco de picardía y abrí las puertas del cuarto de juegos.

—Por aquí por favor —les pedí—. ¿Desean tomar algo?

Serví alcohol en varios vasos y esperé a que les hiciera un poco de efecto para comenzar a jugar con sus sentidos.

—¿Les ha gustado su visita en el barrio rojo? —le pregunté.

—Sin duda hay mujeres hermosas en este burdel —aseguró uno de ellos—. Hemos escuchado mucho de la cortesana más hermosa de la casa Verdigris.

—Esperamos que esta noche quedemos más que satisfechos —dijo otro.

—Me halagan —respondí—. Les puedo asegurar que van a querer regresar mañana a primera hora.

Moví mi primera ficha y el juego comenzó.

¿Debería dejarlos ganar? Dudo que quieran ganar tan fácilmente, los divertiré un rato y veré si se toman el juego enserio.

Movieron su ficha del lado del tablero y dieron otro trago.

—¿Este es el primer burdel que visitan en el barrio rojo? —quise saber.

Hice mi siguiente movimiento.

—Así es, decidimos tener el honor de conocer a una de las famosas princesas de la casa Verdigris —declararon.

Sonreí con orgullo.

—¿Y he podido cumplir sus exceptivas? —inquirí con delicadeza—. ¿Están disfrutando de este pequeño juego?

Los miré con una mezcla de picardía y de desafío, quería que se sintieras halagados, pero sin perder la compostura.

—Estamos... estamos más que satisfechos —balbucearon.

(...)

Al día siguiente arreglé mi ropa y tomé un largo baño.

—¿Cansados los clientes de ayer?

Me di la vuelta y vi a una de mis hermanas.

—Joka, al parecer disfrutaron de la sesión de go de anoche —respondí—. Hoy tengo que ir a visitar a unos pacientes, quería bañarme antes de irme.

Se metió a la bañera conmigo y me lavó el cabello.

—Trabajas demasiado, ¿no deberías dedicarte a un solo trabajo?

—La anciana va a querer que trabaje de tiempo completo como cortesana —me quejé—. Y sabes que no puedo dejar a mis pacientes, así es como ayudo a papá.

—Tú sabes que siendo cortesana de tiempo completo ganarías lo mismo que ahorita que tienes dos trabajos —me reprochó.

Di un largo suspiro y me enjuagué el cabello.

—Lo sé —me rendí—. Lo voy a pensar ¿sí?

La escuché reírse a mis espaldas.

—De acuerdo —accedió.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora