Capítulo 21

601 88 18
                                    

Bueno, no puedo evitar este tema por siempre, y si lo contengo más en algún momento todos mis sentimientos explotarán y no puedo dejar que eso pase.

Me armé de valor y vi si la señorita Gyokuyo estaba disponible para hablar.

—Mei-yin, ¿qué haces ahí escondida? —me preguntó—. ¿Qué pasa?

—Me preguntaba si usted tenía un tiempo libre para poder hablar —respondí—. Sé que en un rato vendrá la señorita Lishu a tomar el té y no quisiera retrasarla.

—Por supuesto, dime que ocurre, te ves nerviosa.

Me senté a cierta distancia y no me sentí cómoda con el hecho de estar tan nerviosa por hablar de este tema con mi señora.

No seas hipócrita Mei-yin, eres una cortesana de alto rango, vives esto todos los días, solo habla.

—¿Porque cree que el maestro Jinshi tiene esa actitud tan peculiar? —le pregunté.

Lo primero que hizo fue sonreír como si todas las piezas de su rompecabezas al fin encajaran.

—Así que ya te diste cuenta ¿no? —me dijo—. Creo que su actitud es lo que menos te preocupa del maestro Jinshi.

Intenté reprimir lo mejor que pude el hecho de ella ya se había dado cuenta de todo lo que estaba pasando desde hace un tiempo.

—Creo que... esa no es la verdadera personalidad del maestro Jinshi, no digo que sea mala, pero algo en mi interior me dice que finge esa actitud tan excéntrica —pensé—. Él... es alguien muy peculiar, en mis años como cortesana jamás había conocido a un hombre como él, ni siquiera sé si tendría derecho a sentir algo por él.

—¿Porque crees eso?

Fijé mi vista en mis manos y las apreté con fuerza.

—Míreme, señorita Gyokuyo, soy una plebeya, vengo del barrio rojo donde reina el placer y los deseos carnales de los hombres y mujeres, una médica que tiene que ser cortesana para poder vivir un poco más arriba de lo que se considera decente —respondí—. Aunque él sea un eunuco... su sangre es noble, se ve a simple vista, él pertenece a un mundo completamente diferente al mío, no podríamos ser más diferentes, sería impensable que alguien como yo pudiera estar a su lado.

—¿Eso es lo que piensas de ti misma? —me preguntó.

—Eso es lo que soy —respondí—. Conozco mi lugar, tal vez no pueda cambiarlo, pero al menos quiero vivirlo con dignidad.

Miré a la señorita Gyokuyo, quien parecía tener una mirada muy peculiar.

—Eres mucho más que una médica y cortesana, querida Mei-yin, pero eres demasiado modesta como para admitirlo —me dijo—. Y estoy bastante segura de que las personas que te rodean lo saben, de otro modo no confiarían en ti, pero eso ya lo sabes, lo importante es lo que harás con lo que sientes por el maestro Jinshi.

Suspiré hondo.

—Ya no puedo negar que el tenerlo cerca me causa cierta... inquietud, me gusta que esté cerca, pero me pone nerviosa y cada vez es más difícil controlarlo —admití—. Pero también recuerdo que es así con todas las mujeres del harem y me siento ridícula cayendo ante sus tentaciones.

—¿Has notado que el maestro Jinshi espera una respuesta?

¿Una respuesta?

—¿Se refiere a que caiga rendida a sus pies como la mayoría de las mujeres del harem?

La señorita Gyokuyo se rio un poco.

—No, me refiero a una respuesta tuya que sea más como lo que él hace —aclaró.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora