Capítulo 81

274 54 5
                                    

Dos días después, estaba recogiendo como de costumbre los platos del té que el emperador había tomado con mi señora.

—Oye, Mei-yin, voy al santuario de la elección —me dijo el emperador—. Ven conmigo.

Esto no me gusta.

—¿Me va a intentar convertirme de nuevo en su concubina?

Lo vi reírse un poco.

—No, para nada.

Bueno, se ve serio, supongo que no tengo que protegerme tanto...

—Como usted ordene.

(...)

¿Porque...?

También viene el maestro Jinshi y Gaoshun, parece que ambos tampoco tienen idea de la razón por la que estamos aquí, y no podemos actuar con demasiada confianza frente al emperador, solo los dioses saben lo que nos haría si supiera que hemos compartido cama...

¿Habré bajado demasiado la guardia? Que yo recuerde no hay ningún tipo de rito de iniciación para convertirse en concubina...

Mis dudas se dispararon cuando vi al maestro del aula en las afueras del santuario.

—He estado esperando.

—¿Puedo entrar una vez más? —preguntó el emperador.

—Me temo que el resultado no cambiará —objetó—. No importa cuántas veces entre.

La forma en la que se dirige al emperador es extraña, no es la misma confianza y seguridad con la que le hablaba la señora Ah-Duo, y mucho menos es parecida a la forma en la que le hablo yo.

—¿Y a quien necesita para sus asistentes? —quiso saber.

—Bueno, iré con ellos dos.

Y nos señaló a mí y al maestro Jinshi.

Entiendo porque eligió al maestro Jinshi ya que él está a cargo de realizar las ceremonias, ¿pero yo? ¿Cuáles son sus intenciones?

Miré de reojo y vi que el maestro Jinshi estaba serio, parecía seguro.

Bueno, supongo que no será tan malo, de todas formas, no puedo objetar algo al emperador frente a otras personas.

—Bien, entonces procedamos.

Entramos al santuario y nos encontramos con tres puertas de colores; azul, rojo y verde, en el orden de derecha a izquierda.

Y arriba está escrito que no se puede pasar por la puerta roja.

—¿Qué puerta elige? —preguntó el hombre.

—Ya que elegí la puerta verde la última vez, elegiré la azul —respondió el emperador.

—Por supuesto —y la abrió—. Pues bien, sigamos.

Pasamos por otro pasillo y llegamos a otra sala con tres puertas de distintos colores

Puertas de color rojo, negro y blanco... y arriba sigue diciendo que no pasemos por la puerta roja.

—Este es el siguiente.

—Muy bien, vamos con el rojo.

La abrió y pasamos por otro pasillo.

—Justo cuando estaba preguntándome que nadie volvería a venir —divagó—. Alguien viene y dice que quiere entrar de repente, déjeme decirle que administrar este lugar es una tarea.

Los colores de las puertas son más vivos que los de las paredes y los pilares, supongo que el eunuco los vuelve a pintar cada cierto tiempo.

Subimos por otras escaleras y llegamos a otra sala con tres puertas también.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora