Capítulo 45

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¿Qué... clase de pregunta es esa? Esa es una pregunta desagradable para una dama, y más aún para una antigua cortesana, debo calmarme, aunque sin duda hoy se está esforzado mucho por sacarme de mis casillas...

Muchos de los recuerdos de mi pasado se me vinieron a la mente, no solía pensar mucho en ello, así que no estaba acostumbrada a pensar en lo me había pasado antes de ser lo que era hoy en día.

Bueno, supongo que tiene que ver con que ahora quiera venir a esta casa de placer, no debo mostrar emociones, pero de ahora en adelante... me atendré a lo que se me contrató, para ser una asistente y sirvienta.

No era que me incomodara que la gente me preguntara sobre mi trabajo como cortesana, era el hecho que fuera el maestro Jinshi el que preguntara, aun sabiendo lo que era, decidió preguntar sobre ese tema, y decidió disfrazar sus acciones con palabras falsas.

—Hay varias formas de hacerlo, y más con las de alto rango.

Esto me pasa por involucrarme demasiado con un hombre, es una estupidez de mi parte siendo una cortesana.

—En la Casa Verdigris, las niñas aprenden mientras trabajan como sirvientas, se les conoce como kamuros, y después las separan en dos grupos, las que son bonitas y las que no, cuando las del segundo grupo son presentadas como cortesanas comienzan vendiéndose —comencé—. A las bonitas se nos enseña la ceremonia del té, se nos educa para entretener y así vamos subiendo nuestro precio, al presentarnos salimos muy poco y el solo tomar el té con alguna de nosotras cuesta casi todo un año de salario.

Revivir tantas cosas de mi pasado era extraño y muy incómodo.

—Algunas nos mantenemos puras hasta que somos compradas por el mejor postor, nuestro valor tan alto siempre reside en nuestra castidad, al perderla, nuestro valor se reduce a la mitad —continué—. Sin embargo, si llegamos a embarazarnos, entonces nosotras ya no valemos nada... muy bien, ahora si me disculpa.

Con la intención de irme rápido, el maestro Jinshi me tomó de la mano.

—Espera.

—Sería de muy mala educación si hiciera esperar a ese conocido suyo —fingí con una sonrisa—. Yo no puedo entrar ahí, así que nos vemos.

Me zafé de su agarre con sutileza y le di la espalda.

Salió bien... mantuve mis emociones bajo control.

A la distancia lo vi entrar al restaurante y un nudo se me formó en la garganta.

Si lo que buscaba era una noche de placer, pudo haber ido al barrio rojo, hay mejores chicas ahí que en lugares externos... espero que disfrute su noche.

(...)

Para cuando llegué a casa Milouan ya me estaba esperando con la cena lista.

—Bienvenida maestra, vi estos rábanos y pollo en el mercado y se me ocurrió hacer el caldo que a usted le gusta —dijo feliz—. También le llevé a su padre, se ve saludable y ha tenido clientes con medicina básicas.

Sonreí al sentir esa calidez que la conversación con el maestro Jinshi se había llevado.

—Te lo agradezco —respondí.

Nos sentamos a comer y traté de no recordar aquella conversación.

—¿Ha avanzado con el maestro Jinshi, maestra?

Me detuve en seco.

—Bueno... si, si... hemos avanzado —divagué.

Mi aprendiz me miró fijamente y supe que deduciría rápidamente que algo pasaba.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora