Capítulo 32

597 90 9
                                    

Alcé la mirada y me encontré con el mismo grupo de damas que me miraban con desaprobación cuando Gaoshun me dio el recorrido por el palacio externo.

Vaya, que dama tan afortunada por tener ese tamaño.

—¿¡Me estás escuchando!? —me gritó—. ¡Como es que una niña como tú está trabajando directamente para nuestro adorable maestro Jinshi!

¿Qué necesidad hay de gritar? ¿Que no se supone que están trabajando? ¿O solo vinieron a intentar intimidarme?

—¿A qué viene tu pregunta? —quise saber—. Estoy trabajando, así que, si pudieras dejar tus celos de lado para dejarme hacer mi trabajo, sería de mucha ayuda.

La vi sonrojarse y justo cuando su mano iba directo hacia mi cara para darme una cachetada la detuve con mi otra mano.

¿Todas las damas de la corte exterior serán así? Las chicas del palacio interior eran mejores personas que ellas, es cuando más extraño a las demás.

—No vine aquí para causar problemas, como ves, solo estoy limpiando —expliqué—. Y si crees que el maestro Jinshi me está dando un trato especial, están en un error.

No me moví de lugar, ya que ni siquiera sabía pelear a golpes, no era que no tuviera fuerza, pero sería hipócrita que siendo médica resolviera mis conflictos por medio de golpes.

Veamos... ya sé que decir.

—No hay manera de que eso suceda, después de todo, creo que todas somos conscientes de la naturaleza del maestro Jinshi —continué—. Alguien como él nunca estaría interesado en una chica como yo.

No puedo ocultar mi cuerpo ni mis rasgos físicos, sé que soy atractiva, de otro modo jamás habría tenido éxito como cortesana en el barrio rojo, y desde que le prometí a la señorita Gyuokuyo ser quien en verdad soy, me negué a volver a ponerme los polvos para quitarle belleza a mi rostro.

Así que tendré que convencer a estas damas de que él no está interesado en mí solo con mis palabras.

—Todas coincidimos en que el maestro Jinshi se merece a alguien que esté a su nivel ¿no creen? —insistí.

Las damas se sonrojaron y se miraron las unas con las otras.

—En eso tienes razón —masculló la chica que tenía delante mío.

—En ese caso... ¿porque te ha empleado? —preguntó una de ellas poniéndose al frente de las demás.

Vaya... que maquillaje tan pesado, puedo ver a simple vista que ella es hermosa, su belleza natural es digna de ser una flor en el palacio interno.

Y si recuerdo bien, ella ha mostrado una conducta calmada desde el inicio, ¿qué podré decirle para que me crea? No se ve como las demás mujeres superficiales que tengo enfrente.

De pronto una idea se me vino a la mente.

—El maestro Jinshi... ha tenido la bondad de pagarle a mi antiguo dueño quien me usaba para entrenar a los hombres mayores en una casa de placer —mentí—. Le ha dado una oportunidad a alguien como yo de trabajar honradamente y no humillarse más en esta vida.

Usé mis mejores dones actorales y todas se quedaron calladas ante tal aseveración.

—Vámonos —espetaron.

Me recargué en la pared y esperé a que se fueran.

Recogí mis cosas y cuando me iba a ir también, me encontré con el maestro Jinshi y Gaoshun.

—Maestro Jinshi, ya volvió ¿sucede algo?

—¿Porque les mentiste de esa forma? —quiso saber.

—Era mentirles o dejar que me apalearan por servirle a usted —respondí.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora