Capítulo 96

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—Oye Mei... ¿nosotras en serio podremos hacer otro aperitivo de hielo con todo esto?

—Claro que si —aseguré.

Le pedí al maestro Jinshi una batidora, un bol de cerámica, un recipiente metálico, azúcar, fruta y leche de vaca.

Gracias a una concubina aficionada a la mantequilla fresca es que tenemos acceso a leche fresca, un buen golpe de suerte.

Ahora... vertemos la leche y el azúcar en el recipiente metálico y batimos.

—Revuelve tan fuerte como puedas —le pedí a Xiaolan.

—¡Claro!

Y mientras lo hacía, golpee el hielo con un mazo.

—¿Qué haces? —me preguntó asombrada.

—Estoy triturando el hielo —expliqué—. Con el hielo bien triturado, junto a una buena cantidad de sal y un poco de agua, Xiaolan, pon lo del recipiente metálico aquí.

—Sí.

Puse el hielo sobre la enorme capa de hielo y comencé a moverlo con fuerza, y poco a poco el líquido ligero se fue volviendo más firme.

—¡Se está poniendo firme!

—Así es —concedí—. Sigue viviéndolo con fuerza en lo que yo pico la fruta.

—Entendido.

La piqué en algunos trozos muy elegantes y finos, dignos de ver a los ojos de la concubina Loulan y la fui agregando poco a poco mientras Xiaolan seguía mezclando y después de un rato se terminó de incorporar la mezcla.

—Lo servimos en un bol elegante y listo.

—¿Ya está?

Asentí.

Si hubiéramos tenido más tiempo podríamos haber incluido un huevo, o hierbas para perfumar, por eso elegí las frutas más caras como compensación.

Me habría gustado hacer un helado mejor, Milouan hace uno muy rico, pero ya no tenía mucho tiempo.

—Hay que entregar esto.

—Bueno, está bien... ¿pero no necesitamos probarlo antes? —preguntó ilusionada.

Ha vuelto a ser ella misma.

—Bueno, podemos probar lo que sobra.

Y le di la cuchara con los restos del helado.

—¡Es tan bueno!

En ese momento, el eunuco llegó tal como se lo había pedido.

—Está listo —anuncié—. Lléveselo a la concubina por favor.

—¿Esto es realmente bueno? —inquirió.

Le di otra cuchara a probar.

—¿Porque no me lo dice usted mismo? —insistí.

Identificó el sabor.

—¡Corra antes de que se derrita por favor!

—¡Voy!

Y se fue corriendo al Palacio de Granate.

—¡Muchas gracias Mei! —me dijo.

—Bueno... todavía no sabemos si le gustará a la concubina —divagué.

Por lo que me dijo el maestro Jinshi sobre sus gustos... esto también debería gustarle, y me aseguré de hacer bastante.

—Lo que sea, deberíamos comer esto antes de que se derrita —propuso emocionada.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora