Capítulo 60

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La fiesta del jardín de primavera de este año se celebra cuando las peonías están en plena temporada, como el viento sigue siendo fuerte, terminó siendo retenido más tarde que los años anteriores.

Y debido a que la señorita Gyokuyo está embarazada, no asistirá a la fiesta del jardín de este año, aunque la razón oficial es que se quiere dar un lugar para la presentación de la concubina Loulan.

Me pregunto... si no hubiera podido disuadir al emperador de ser su concubina me habría hecho una presentación como la de hoy.

—No puedo creer que lo hayas hecho —me dijo sorprendido el maestro Jinshi.

—Me prometí a mí misma que lo lograría, y la verdad no hubiera sido posible sin la ayuda de Xiaolan —respondí—. Florecieron todas ayer en la mañana, estoy muy feliz con el resultado, son hermosas.

—Lo son —aseguró con una sonrisa—. No solo las rosas.

Le devolví la sonrisa y Ailan me pasó mi báculo para poder mantenerme de pie.

—Déjame el resto a mí.

Asentí y me quedé detrás de la carpa para poder ver las reacciones de los oficiales.

Este fue mi resultado, merezco ver esas reacciones.

Y quedé muy satisfecha con eso, los oficiales estaban perplejos, y la mayoría molestos por ver ante sus ojos unas verdaderas rosas azules.

Vi al maestro Jinshi caminar con mucha seguridad hacia el emperador, mirando a todos los oficiales con ese característico aire de grandeza que siempre demostraba para dejar muy en claro su posición y que no tiene límites al momento de cumplir las peticiones extravagantes que le llegan a pedir.

—Yinghua, ¿quién es ese oficial? —le pregunté.

Es el único que no me inmutó al ver las rosas, quiero saber quién es.

—Es el oficial Shisho, el padre de la recién llegada, concubina Loulan —respondió—. Recibió el favor de la emperatriz, la madre de anterior emperador, hasta el día de hoy sigue siendo un funcionario al que al parecer el actual emperador no puede oponerse.

—Ya veo...

Seguí mirando e identifiqué la razón por la que me había esforzado tanto.

Lakan...

(...)

—Vaya, mira quien despertó.

Abrí por completo los ojos y vi a Yinghua, al parecer me había quedado dormida en sus piernas.

—Mei, no deberías ir más al Palacio de Cristal —me regañó—. Siempre terminas trabajando demasiado cuando vas allí.

Me reí un poco.

—Lo tomaré en cuenta.

—¿Se ha despertado?

Vi a mi amiga emocionarse por ver quien era la persona que había preguntado por mí.

—Te veré después —me dijo.

Asentí y cuando vi al maestro Jinshi, iba a tomar mi báculo para levantarme, pero me detuvo de inmediato.

—No te levantes.

Lo vi mirar a su alrededor, me tomó suavemente de los hombros y me recostó en sus piernas.

—¿De verdad no hay nadie? —pregunté con cautela—. Alguien podría llegar y...

—Entonces yo me ocuparé de eso —se adelantó—. Mejor dime, ¿cómo lo hiciste?

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora