Capítulo 18

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Finalmente, los tres días de descanso terminaron y tuve que volver al Palacio de Jade.

—¡Mei-yin! —me gritó Pairin—. ¿Ya te vas?

—Si, mis pacientes están en buenas condiciones y ya le di nuevas lecciones a Milouan —respondí con una sonrisa—. Cuídala en mi ausencia por favor, además si no volvemos el señor Lihaku tendrá problemas en el trabajo.

—Eso sería una lástima, ¿verdad mi señor Lihaku? —inquirió ella resaltando sus enormes atributos contra el señor Lihaku.

—Ah... ¡cierto! —dijo aun embelesado—. ¡Es una lástima!

Parece que tuvo una buena noche, cuando regrese le pagaré el favor a Pairin por entretener al oficial Lihaku.

Una vez que un hombre pasa una noche con alguna de nosotras las princesas de la Casa Verdigris, no podrá regresar a la tierra de nuevo, temo que el señor Lihaku será exprimido a partir de ahora.

Con esto ya compensé mi ausencia en estos diez meses en el burdel, y generé más ganancias que nunca, la vieja no podrá reprocharme nada.

Para cuando regresé al Palacio de Jade, entregué los regalos a mis amigas, y al final fui con mi señora.

—Le traje un humilde obsequio —anuncié—. Muchas gracias por permitirme salir.

—No hay nada que agradecer Mei-yin, aunque... me divierte más el espectáculo de ahora —dijo muy divertida.

Y era cierto, el maestro Jinshi me fulminaba con la mirada a mis espaldas, podía sentir su mirada asesina sobre mí y ni siquiera sabía por qué.

Con esa actitud no podré darle mi regalo, aunque no sé qué pude haber hecho tan pronto como para que me mire de esa forma.

—Le prometí que no sé porque me mira de esa forma —aseguré—. Así que me retiro para iniciar con mis labores...

Y cuando me iba de la habitación, de inmediato reconocí el agarre decisivo y al mismo tiempo gentil del maestro Jinshi.

No sé si pueda seguir resistiendo esta corta distancia luego del sueño de anoche...

—Deja tu equipaje y espérame en la sala —me dijo al oído con esa voz dulce y embriagante.

Sentí que algo dentro de mi flaqueaba y comenzaba a preocuparme por mi respuesta corporal.

—Como ordene —musité.

Lo vi irse con esa misma aura de disgusto, y cuando me di la vuelta, mis amigas, la señorita Gyokuyo y el señor Gaoshun tenían expresiones muy peculiares.

Ya no sé qué está pasando de verdad.

(...)

—¿En qué puedo ayudarlo? —le pregunté en un tono calmado.

Pero no hubo respuesta, solo estaba esa mirada intensa y un tanto molesta que seguía sin saber la razón de ello.

¿Porque estará tan molesto? Acabo de llegar de casa y ya se enojó, incluso le traje un regalo y no se lo he podido dar.

Además, ¿porque estamos solos en la sala? Ni siquiera está Gaoshun como su asistente.

—Me enteré de que regresaste a tu casa por unos días —me dijo.

—Así es —respondí.

—¿Cómo te fue?

—Todos están muy bien por allá —repetí sin darle tanta importancia—. Me dio mucho gusto verlos.

Noches efímeras | JinshiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora