• 21 de Octubre •

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• Octubre de 2023 •

El día 21 de Octubre Ainara cumplía veintiún años. El tiempo, por desgracia, no acompañó a la especial ocasión. Si bien el comienzo del mes había sido benévolo, con temperaturas todavía suaves y clima soleado, casi como una extensión del verano, para mediados el otoño ya se había hecho notar con un desplome en las temperaturas y el espeso toldo de nubes y lluvia que se había asentado en la región, y que tardaría varios meses en abandonarla.

Lo bueno era que aquel año su cumpleaños caía en sábado, por lo que Ainara pudo dormir durante gran parte de la mañana sin tener que preocuparse por clases o prácticas. Su madre le llevó el desayuno a la cama en una bandeja, tradición de cumpleaños que llevaban teniendo desde que era pequeña, y le deseó un buen cumpleaños antes de dejarle la bandeja, atestada de todas las cosas que más le gustaban desayunar; el zumo exprimido a mano, el café con leche y dos de azúcar, y las tostadas con mantequilla y mermelada de naranja.

Comió en la cama como una auténtica reina, mientras repasaba los mensajes de cumpleaños que le habían llegado a WhatsApp. Aquel día, por fortuna, La Real jugaba en casa contra el Mallorca, y en un horario temprano, a las dos de la tarde, por lo que habían acordado en hacer una pequeña cena en la sociedad por la noche, para poder celebrar el cumpleaños de Ainara, a quien le hacía mucha ilusión que Martín estuviese en la ciudad por su cumpleaños, ocasión que en otros años no se había dado.

Como era costumbre, sus padres al mediodía pusieron rumbo a Anoeta a ver el partido. Ainara, sin embargo, prefirió remolonear un poco en la cama, aprovechando que era su día y podía permitirse el lujo de no hacer nada. A la hora de comer fue a la Parte Vieja a tomarse una caña con sus amigas de la universidad, disfrutando del ambiente que siempre había por la zona en los días de partido: las calles llenas de gente vestida con sus camisetas txuri-urdin.

Acababa de volver a su casa cerca de la hora de comer cuando sonó su teléfono, una llamada más de todas las que llevaba y las que le quedaban aquel día: familia y amigos que querían felicitarla.

-¿Sí?- contestó, sin haberse fijado en quién la llamaba, demasiado ocupada en cerrar la puerta de casa.

-Felicidades.- dijo una voz con acento canario al otro lado de la línea.

Ainara sonrió.

-No esperaba que te fueras a acordar.

-¿Cómo iba a olvidarme?¿Te pillo en el partido?

-Qué va; no he ido, es que he quedado con unas amigas. Estoy en casa.

-¿Sola?

-Sí, ¿por?

-Perfecto, entonces pásame la ubicación para que el taxista sepa a dónde ir.

-¿Cómo?- Ainara se quedó helada en el sitio, convenciéndose de que había oído mal.

-Pues que acabo de aterrizar en San Sebastián y tengo que decirle al señor del taxi a dónde ir.

-¿Qué?¿Qué haces aquí?

-Nada, he venido a ver a una chica que cumple años hoy.

-¿Y qué pasa con el partido?

Al día siguiente, El Barça jugaba contra el Athletic de Bilbao en Barcelona.

-Me lo he saltado, que es una ocasión especial. Además, no es como que vaya a poder jugar.

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora