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Ainara y Haizea llegaron al hotel agotadas después del partido. Ainara fue directa a la ducha. Necesitaba quitarse de la piel el olor a sudor y cerveza. Se enjabonó el cuerpo sin prisa. Dos, tres veces. El calor del agua cayendo sobre su piel era demasiado agradable como para salir. También aprovechó para procesar todo lo vivido durante aquel día. El gol en propia de Robin. La victoria de España. El abrazo que le había dado al acabar el partido. Aunque las cosas estuvieran raras entre ellos, lo hizo porque así lo había sentido. Sus sentimientos durante aquellos días estaban siendo complicados y contradictorios. Pero lo peor no era eso, porque sentía que mientras estuvieran en Alemania y Robin siguiese concentrado con el equipo, podía más o menos evadir el tema, pero, ¿qué pasaría cuando acabase la Eurocopa y Robin quisiese hablar del tema?¿Iban a irse de vacaciones?¿Mantendrían una conversación incómoda para la cual Ainara no tendría respuestas?
Puf, qué complicado era todo.
Se pusieron el pijama y, tras un rato de estar cada una en su cama con el móvil, apagaron la luz. Las dos estaban cansadas y a ninguna le apetecía hablar.
La respiración de Haizea no tardó en relajarse y hacerse más lenta, indicativo de que se había quedado dormida. Ainara, sin embargo, seguía despierta, con la pantalla de su teléfono inundando la habitación de hotel de un halo de luz blanquecina. Le escribió un mensaje de apoyo a Robin.
"No dejes que lo de hoy te desanime, sigues siendo uno de los centrales con más talento que he visto en mi vida y sé que seguirás demostrándole a Europa entera el talento que tienes. No importa lo que pase, tú ya eres mi campeón🤍🤍🤍"
Lo envió. Sabía que Robin no le contestaría (en la Concentración el uso de teléfonos estaba altamente restringido, y en la noche posterior a un partido, directamente prohibidos para garantizar un descanso eficiente), pero por lo menos esperaba que verlo al día siguiente le alegrase un poco la mañana y le ayudase a pasar el mal trago que el partido contra Georgia, sin duda, le habría dejado.
La foto de perfil de Robin era un selfie que se habían sacado meses atrás, quizá en invierno. Era Ainara quien sostenía el teléfono mientras Robin, por detrás, la besaba en la mejilla. Echaba de menos aquella época, todo parecía mucho más simple.
Cerró el chat, volviendo a la bandeja inicial del WhatsApp. Sobre la barrita del chat con Robin, el último en el que había escrito, estaba ahí.
Ese maldito recordatorio.
Archivados (1)
Torció la boca. Inevitablemente acudió a su cabeza lo que Pedro le había dicho la inoche que cenaron en Ox & Klee: "Te escribí, ¿sabes? Muchos mensajes, a lo largo del año. Supongo que me tendrás en archivados o algo, pero lo hice."
La yema de su pulgar dio vueltas sobre la barrita. Había aguantado un año sin mirarlo. Al principio, porque estaba demasiado abatida para hacerse más daño. Después, porque estar con Robin le había ayudado a olvidarse por completo de la existencia de Pedro. Y ahora...bueno. Sabía que no debía, que hacerlo no era una idea inteligente.
Pero...
No, Ainara, no.
Apagó el teléfono, se subió las sábanas hasta la cabeza y se dio la vuelta en la cama. Pero el runrun seguía en su cabeza, molesto e incesante como el zumbido de una mosca en una noche de verano.
Volvió a coger el teléfono. Abrió WhatsApp.
Pulsó.
Ahí estaba, olvidado después de meses. El chat de Pedro. Se había cambiado la foto de perfil: ahora era una de él con un perrito negro, monísimo. Una sonrisa quiso asomarse al verla, pero ella no le permitió a su boca hacerlo.
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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢
Fiksi Penggemar" 𝑺𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒐𝒏𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒆 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒔, 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒆𝒍𝒊𝒈𝒆𝒔 " Pedro tiene una filosofía de vida muy clara: centrarse en su trabajo y disfrutar de su juventud sin ataduras. Sin embargo, cuando una noche de fiesta conoce a Ai...
