𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢

• Bonus: ¿Por qué yo? •

⚠️ ADVERTENCIA ⚠️:

‼️ Este capítulo no aporta nada significativo para la trama, es un añadido que escribí por diversión, y lo sucedido en estos bonus no afectará de ningúna manera a la historia. Si no te interesa y prefieres leer únicamente los capítulos que aporten a la trama, ¡sáltatelo! 🤍

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Problema número uno de haber tenido dos desengaños amorosos: que desconfías de ti misma. No únicamente en tus futuras relaciones, sino de cómo eres a nivel personal. Absolutamente todo y todos se convierten en una vara de medir tu valía. Y ser así de insegura es verdaderamente agotador, porque te empuja a actuar de formas muy impulsivas y muy estúpidas.

A ver, en el fondo, ella sabía que no estaba bien, pero no pudo evitarlo. ¿El qué? Pues que, impulsada por un ligero brote de curiosidad (espolvoreada con inseguridad, no nos vamos a engañar) decidió recabar información, y un día que estuvo con su primo le preguntó, como quien no quiere la cosa, por la ex de Robin.

¿Y cómo salió el tema? Pues Ainara, que no era tonta, esperó a que Martín mencionase algo que diese pie a sacarlo. Resulta que Martín le estaba hablando de nosequé comida que habían organizado los del equipo, y de los acompañantes que podían llevar.

-Bueno, Álex, Mikel, Brais...irán con sus novias, supongo.

Y ahí fue cuando Ainara aprovechó para indagar de forma tímida.

-Casi todos tienen novia, ¿no?- inquirió, con un desinterés perfectamente fingido.

Martín se rascó la cabeza.

-Sí, casi todos. Salvo Elus, Robin...y bueno, yo.

Dejó pasar unos segundos antes de volver a preguntar; no quería parecer demasiado obvia.

-Pero Robin habrá tenido alguna novia, ¿no? No sé, como es siempre tan privado con esas cosas...

-Ah, sí. A ver, no sé cuántas, pero cuando yo le conocí en el filial estaba con una chica de Donosti. Se llamaba Ane, si no estoy mal. No me acuerdo de cuánto estuvieron, pero para cuando subió al primer equipo ya lo habían dejado.

-¿A ver?¿Tienes foto?

Martín resopló, sacando su teléfono. ¡Pobre! No se enteraba de nada. Si es que era más bueno que el pan.

-Pues a ver...uf, voy a tener que ir muy para abajo...

Deslizó y deslizó en su galería, hasta llegar a fotos del 2018.

-Ah, mira, aquí hay una.- Le mostró la pantalla de su teléfono, en la que había una foto grupal, en alguna comida del equipo.- Es esta chica.

Y señaló a...hostia. Una chica muy guapa, con el pelo largo, oscuro (vaya, a Robin le gustaban las morenas), que sonreía a cámara con una sonrisa preciosa, de esas que siempre parecían naturales en las fotos. Ojos oscuros, cejas gruesas, figura esbelta. Parecía una actriz, o alguien que saldría en la portada de una revista. Así que esa era la chica que él había presentado a sus padres, la que se fue a vivir a otra ciudad y la que se casó con otro hombre. Junto a ella, un Robin de aspecto más joven le agarraba de la cintura y sonreía también. Se veían muy bien juntos. Probablemente hubiesen hecho muy buena pareja. Vamos, verlos caminando juntos por la calle tendría que haber sido todo un espectáculo.

Ainara sintió un nudo en la garganta al verlo. Se la había ganado, por curiosa. Realmente, ¿qué sentido tenía ponerse así? Cuando estuvo con aquella chica, Robin tendría unos veintidós, veintitrés años, lo que significaba que Ainara tendría dieciséis y ni se conocían todavía. Ella era perfectamente consciente de que él había tenido una vida antes de ella: novias, rolletes, y a saber qué más. Eso no le importaba, pero, desde que había empezado con él, la pequeña voz en su cabeza que siempre verbalizaba sus inseguridades no había parado de preguntarse cómo era posible que un chico así de guapo y atractivo se hubiese fijado en ella. Más aún, ahora que había visto el bombón que era su ex. Es que ella no tenía nada que ver con aquella chica; no tenía esa pedazo de cara, ni ese pedazo de cuerpo. Vamos, es que Ainara parecería un moquito si la pusiesen al lado de Ane, tanto por físico como por inmadurez, estaba segura. Si es que...¡ella era una chavala de veintiún años! ¿En qué momento pudo pensar que iba a estar al nivel de un hombre de veintisiete, con una carrera de éxito, y atractivo, y...?