(Capitulito inspirado en esta canción que estuve días sin poder sacarme de la cabeza. Y bueno, ahora que Robin ha oficializado ya a su novia, me parecía muy gracioso poner esta canción porque creo que va como anillo al dedo no sólo al capítulo, sino a la situación en general, jeje, espero que os guste, pichoncitos🌹🌹)
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" Ahora te despiertas
Y preparas su café
Desde que me he enterado
Yo no puedo ni comer
Cariño, no soporto estar sin ti
Pero parece que tú sí
¿Quién es él? Dime y lo mataré "
- Miranda
Primer día de entreno. Pedro había superado la mañana sin pena ni gloria: había bajado a desayunar junto al resto de sus compañeros (procurando sentarse lo más lejos posible del quinteto de La Real: Oyarzabal, Zubimendi, Merino, Le Normand, Remiro, que siempre iban juntos a todos lados como si estuviesen pegados), se había puesto su equipación deportiva con el escudo de la Selección, atado sus botas de tacos, y directo al autobús, que llevó al equipo a las instalaciones deportivas.
Primer entreno como equipo de la Euro. En el bus; risas, comentarios, bromas. Todo para disimular los nervios. Pedro no tenía demasiadas ganas de hablar con nadie (quizá haberse sentado al lado de Ferrán no había sido demasiado inteligente: el tío hablaba hasta por los codos).
Primero, vídeo. Charla. Después, al campo. Césped fresco, nuevo. Una nueva oportunidad de hacerlo bien, de compenetrarse, de funcionar. Eso se repetía Pedro continuamente.
Todo transcurrió con normalidad: rondos, entrenamientos técnicos. Estar con un entrenador distinto a Xavi (o a Hansi, en cuanto comenzase la pretemporada) era divertido, ver lo diferente que organizaban los entrenamientos, descubrir cómo funcionaba con compañeros de distintos clubes, cada uno con su estilo.
Todo fue bien. Al rato; Pedro comenzó a sentirse muy bien. Vivo. Enérgico. Como solía hacerle sentir el fútbol. Se notó a sí mismo más preciso, más limpio en los pases, más agudo en las intercepciones.
Claro, luego llegó el entrenamiento táctico y todo dejó de ir tan bien.
Porque los dividieron por grupos; y a Pedro le tocó en el grupo de quien no debe ser nombrado. Y para colmo de males, también en el de Zubimendi y Merino. Triplete de La Real. Y eso que Pedro normalmente era simpatizante con el equipo vasco, pero aquellos días los sentía como si fuesen el Madrid en un Clásico. Aunque había que admitir que eran buenos; corpulentos, tenaces, rudos. Muy distinto al estilo de jugar del Barça. Eso le gustaba. Lo que no le gustaba tanto eran algunos elementos de su vida sentimental.
Igualmente, el equipo era muy bueno. Además de los tres jugadores de La Real, le había tocado con Fermín (su salvación, su roca en medio de aquel embravecido mar txuri- urdin), Vivian y Joselu. Los tácticos fueron bien. Se entendían. Soltaban algún chascarrillo entre pase y pase. Pedro estaba empezando a darse cuenta que estaba en una brecha de muy baja autoestima, quizá como nunca antes la había tenido. Cuando estaba en Las Palmas era más acomplejado, pero en aquel entonces tenía diecisiete años, era su primera vez en un equipo de Liga y estaba hecho un tirillas, pero ahora, que iba para los veintidós y pensaba haber enterrado aquellas inseguridades hacia largo rato, sentía que había vuelto a esa época. Desde que había puesto un pie en Berlín, no había parado de compararse con todos. Si por lo menos hubiese sido en el ámbito deportivo podría haber sido algo más aceptable, pero lo cierto era que sólo era en lo físico: de comparaba con sus alturas, sus cuerpos, sus musculaturas, la densidad de su vello facial. Pero sobre todo se comparaba con uno.
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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢
Fanfiction" 𝑺𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒐𝒏𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒆 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒔, 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒆𝒍𝒊𝒈𝒆𝒔 " Pedro tiene una filosofía de vida muy clara: centrarse en su trabajo y disfrutar de su juventud sin ataduras. Sin embargo, cuando una noche de fiesta conoce a Ai...
