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Ainara abrió los ojos, encontrándose con la oscuridad de la habitación. Estaba cómodamente arropada en las sábanas, sintiendo la suavidad de su tacto contra sus piernas desnudas, y con la cabeza hundida en los blandos almohadones. Se sentía descansada y cómoda. Por la pequeña rendija que había dejado la persiana podía ver la luz blanquecina de una mañana nublada.
Necesitó unos instantes para recordar que no estaba en su casa ni en su cama; que había pasado la noche en casa de Robin, después de haberse acostado con él. Un aluvión de recuerdos de la noche anterior la sobrevino; imágenes de sus manos sobre su cuerpo, su boca en la suya, sus cuerpos unidos y sus pieles chocando. Sus mejillas ardieron tan sólo de recordar.
Medio adormilada, estiró el brazo hacia el lado derecho de la cama, comprobando que estaba vacío. El francés en cuyos brazos se había quedado dormida la noche anterior no estaba, aunque las sábanas todavía conservaban el calor de su cuerpo.
Algo aturdida, se incorporó en la cama, exageradamente grande para una única persona, y corroboró que, efectivamente, se encontraba completamente sola. En la mesita de su lado de la cama alguien había dejado un vaso de agua. No se lo pensó dos veces y se lo bebió entero, calmando la sequedad de su boca y la palidez de sus labios.
Desde el piso inferior de la casa le llegaba el sonido de una radio, en la que un reporteros narraba el noticiario matutino. También escuchaba el entrechoquido de utensilios de cocina, cajones que se abrían y se cerraban, el grifo del fregadero abrirse y cerrarse.
Se pasó las manos por el pelo e hizo una mueca. Tan sólo llevaba puesta su ropa interior y la camiseta que Robin le había dejado la noche anterior para dormir, la cual a alguien de su estatura le llegaba hasta la mitad del muslo. Quería ir al baño y darse una ducha para limpiarse los restos de sueño y sexo de la piel, pero claro, siendo aquella la primera vez que estaba en su casa en aquel plan, le daba vergüenza tomarse aquellas libertades sin su permiso.
Se le aceleró el corazón cuando escuchó unas pisadas subiendo las escaleras. Se atusó el pelo todo lo que pudo, pensando en lo tonta que era por querer estar presentable cuando acababa de despertarse. La puerta del dormitorio se abrió un poco, y Robin asomó la cabeza, sonriendo en cuanto vió que Ainara estaba despierta.
-Buenos días.- saludó, entrando en el dormitorio.
-Buenos días.- correspondió ella, tosiendo inmediatamente después para tratar de aclarar su voz gravosa por el sueño.
Llevaba una camiseta térmica de color blanco y unos pantalones de felpa oscuros. Tenía el pelo un poco húmedo, señal de que se había duchado. El rostro igual de descansado y luminoso que siempre.
Joder, no puede ser que hasta de buena mañana esté así de guapo.
Tomó asiento en el borde de la cama. Olía a limpio, su piel y ropa desprendían una fresca fragancia varonil. Su cercanía hizo que Ainara volviese a sentir calor en el pecho.
-¿Has dormido bien?- preguntó con suavidad. Tenía las manos cerradas sobre su regazo, estático, como si le diese respeto tocar a la chica en cuyo interior había estado escasas horas atrás.
-Mucho. Tienes una cama muy cómoda- dijo, haciéndolo sonreír. Ella se derritió.- ¿Cuánto llevas despierto?
-Unas dos horas, algo así.
-¿Qué?- Ainara se volvió hacia el reloj despertador de la mesita, que marcaba poco más de las diez de la mañana.- ¿Llevas despierto desde las ocho?
-Me gusta despertarme temprano.- repuso con simpleza, encogiéndose de hombros.
El ambiente entre ambos estaba cargado de una ligera tensión. Ainara supuso que era normal; llevaban años siendo simplemente conocidos, y la noche anterior, de repente, habían tenido una cita y se habían acostado juntos. Y Ainara era familiar de un compañero de equipo de Robin, y habían llevado todo aquello en el más absoluto secreto. Había mucho de lo que hablar.
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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢
Fanfiction" 𝑺𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒐𝒏𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒆 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒔, 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒆𝒍𝒊𝒈𝒆𝒔 " Pedro tiene una filosofía de vida muy clara: centrarse en su trabajo y disfrutar de su juventud sin ataduras. Sin embargo, cuando una noche de fiesta conoce a Ai...
