• ¿A santo de qué? •

344 44 5
                                        

⠂⠁⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂

La energía del vestuario tras el partido era contagiosa: saltos, gritos, aporreos contra los bancos, reggaeton a todo volumen en el altavoz que nadie sabía quién había puesto (seguramente Lamine). Y no era de extrañar: acababan de ganarle a Alemania, a los grandes favoritos para ganar la Eurocopa, y pasaban directamente a las semifinales, aunque no sabrían contra quién se medirían hasta por la noche.

Pedro estaba sentado en el vestuario, en uno de los bancos, mirando el móvil. No estaba especialmente triste, pues era imposible no alegrarse por su equipo, pero el recordatorio de que estaba lesionado le zumbaba en la parte trasera de su mente como una mosca. El médico no le había dicho gran cosa: que a la mañana siguiente le harían una revisión en profundidad, que tenía pinta de ser muscular más que óseo, que de momento, pierna vendada. Pf, eso podía abarcar de todo, desde diez días sin jugar a media temporada.

Miraba el teléfono, respondía los mensajes que su madre, histérica, le enviaba desde España tras haber visto su lesión por la tele. Que estaba bien, pero que adiós a la Eurocopa, y el inicio de Liga, a saber.

Alguien dijo de hacer una foto. Los compañeros se agruparon rápidamente, felices, encantados se sonreírle a la cámara. Pedro ni se movió, tampoco pensó en que tuviera sentido salir allí: él había jugado menos de diez minutos del partido, había contribuido menos que el suplente del suplente. Sin embargo, Remiro se acercó y le cogió en volandas.

-¡Va, Pedri, vente!

Y, quizá fue presa de la emoción por haber ganado el partido, o quizá sorpresa porque en las semanas que llevaba en la concentración, inevitablemente su mente había convertido a todos los de La Real en villanos, pero, joder, a Pedro aquel gesto le pareció demasiado bonito.

¡Click!

De ahí, directos a las duchas. Pedro aprovechó y entró a ducharse el primero mientras sus compañeros continuaban remoloneando en su celebración. Quería irse rápido. Necesitaba poner su mente en orden y pillar a Ferrán solo para comentarle lo sucedido.

Ainara había ido a verle a la enfermería.

Vale, no había llegado a verle porque no le habían dejado entrar, pero ir, había ido. ¿A santo de qué?¿Con qué intención? Ainara, la que en teoría pasaba de él. Ainara, la que ahora estaba feliz y enamorada del portento que tenía por novio. Ainara, la que...bah, Pedro no sabía ni que creer a aquellas alturas.

El bus les llevó de vuelta al hotel. Fueron directos al comedor para cenar. En el menú: salmón, espárragos verdes a la plancha, quinoa. Comida post-entreno para recuperar nutrientes. Algún compañero murmuraba entre risas las ganas que tenía de meterse un kebab entre pecho y espalda en cuanto acabase la Euro. Pedro no comió mucho (no es como que hubiese tenido un gran gasto calórico), dio alguna colleja cariñosa a sus compañeros a modo de despedida y subió a su planta. Ferrán y él eran vecinos de habitación, así que sólo debía esperar a que éste subiera y enviarle un WhatsApp indicándole que fuese a su habitación, aunque vaya, no hacía ni falta, ya que al valenciano se le podía oír llegar a un kilómetro de distancia: él siempre paseaba por el pasillo charlando a gritos con cualquiera de los compañeros que dormían en ese mismo piso. Ese tío no callaba ni debajo de agua.

Al cabo de unos minutos lo escuchó llegar. Estaba picándole a Grimaldo, llamándole "matao" por algún pique en el FIFA. Tocaron a su puerta.

-Eo, Pedri, déjame entrar.- pidió desde el pasillo. No un, ¿me dejas entrar? o un ¿puedo pasar? No, Ferrán directamente exigía. Pedro le abrió, y su amigo le miró con una sonrisa compadecida.- ¿Qué tal, hermano?

El canario torció la boca, haciéndole gestos indicándole que entrase antes de cerrar la puerta tras ellos

-A ver, se me ha ido la Euro a la mierda, así que...

-Puto Kroos, macho.- musitó Ferrán, negando con la cabeza.- Que un tío de su edad haga semejante cerdada...no me lo explico.

Pedro se debó caer sobre la cama.

-Ya, bueno...lo hecho, hecho está. Además, tengo algo que contarte.

Ferrán arqueó una ceja.

-¿El qué?

-Pues...antes, en cuanto me he lesionado, me han llevado a enfermería a hacerme la revisión, lo normal, vaya.

-Vale, ¿y?

-Pues que en cuanto han acabado una de las del staff me ha dicho que había una tía fuera preguntando por mí.

Ferrán, que cuando quería era más espeso que el cemento, frunció el ceño, con una total expresión de confusión.

-¿Qué tía?

-Piensa, hermano.

Y, como si se le hubiese encendido de repente la bombilla, él abrió la boca con sorpresa.

-¡Una polla!¿La prima de Zubi?

-Baja la voz, hombre.- chitó Pedro.- Pero sí. La chavala se pensaba que era mi novia y todo. Que parecía muy preocupada y eso. Digo yo, que si tan igual le doy, ¿qué hacía yendo a verme?

-Hombre, pues...no sé, la verdad. Osea, sí sé: que la tía no sabe ni por dónde le da el aire.

-Gracias, eh.

-No, coño. No lo digo a malas. Creo que verte aquí le ha dejado hecha un lío y por eso está comportándose así. Además, yo que sé, la concentración...el encierro...verá poco a Robin...la falta de sexo hace mella en cualquiera.

Pedro resopló y le lanzó un cojín, como diciendo "no te pases de bruto".

-¿Y qué se supone que tengo que hacer yo ahora?- inquirió Pedro, con la cara entre las manos.

Ferrán frunció los labios. Miró a una esquina de la habitación, como si en el rodapiés se encontrasen las respuestas definitivas a todas sus dudas.

-Hombre, Olmo nos ha propuesto ir a un garito que conoce por aquí para celebrar que le hemos ganado a Alemania. Suponía que no ibas a querer ir con las muletas y todo, pero los de La Real van a ir, así que las probabilidades de que la chavala vaya son altas.

-¿Qué sugieres?¿Que vaya y los de La Real me peguen una paliza?

-No, hombre. Sugiero que vayas, porque seguramente tengas la oportunidad de hablar con ella. Así que va, dúchate, échate colonia, ponte guapo, que en media hora salimos.

Ferrán salió de la habitación antes de que Pedro pudiese contestar. Era su forma de decir que no admitía dicusión alguna.

Pedro resopló y fue al baño.

-Esto va a salir tan mal...- musitó entre dientes, mientras abría la llave del agua.

⠂⠁⠈⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂⠄⠄⠂⠁⠁⠂

• NOTA DE LA AUTORA •

Hola mi bebebe

PERDÓN por haber estado desaparecida, escribir esto me ha llevado al bloqueo escritor, porque os dije que escribir capítulos de transición es lo que más me cuesta, si eso lo sumas a que estoy en depresión máxima por La Real Sociedad Club de Fubtol pues bueno.

EL SIGUIENTE CAPÍTULO HERMANAS, sé que siempre creo hype, pero cuando os digo que ese capítulo lleva en mis borradores un año entero, ¿cómo os quedáis? No me creo que por fin vayáis a leerlo🥹🥹🥹🥹🥹

Me voy directita a editarlo para que esté prest, igual hoy mismo lo subo🫣🫣🫣

Un besitoooooo💕💕

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora