• Bonus: Furtivo •

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⚠️ ADVERTENCIA ⚠️:

‼️ Este capítulo no aporta nada significativo para la trama, es un añadido que escribí por diversión, y lo sucedido en estos bonus no afectará de ningúna manera a la historia. Si no te interesa y prefieres leer únicamente los capítulos que aporten a la trama, ¡sáltatelo! 🤍

(Los hechos de este Bonus suceden en algún punto temporal entre el capítulo "Una converación adulta" y el capítulo "El tupper de los cojones")

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A la misma velocidad paulatina con la que volvían a brotar y abrirse las hojas en los árboles, volvían a instaurarse el sol y la calidez en la provincia. Naturalmente seguían habiendo días de lluvia y de abrigo, pero los días de sol hacían acto de presencia cada vez más; y se hacía notar en los donostiarras, cada vez de mejor humor, más alegres y festivos.

Aquel día había motivos para celebrar; Martín, Oyar, Merino, Álex, y Robin habían sido convocados para formar parte de la Selección Española en la Eurocopa, que tendría lugar en verano, por lo que se habían congregado en la Sociedad que compartían los padres de Ainara y Martín para una comida de celebración. Los jugadores y familiares se congregaban en torno a una mesa alargada, y entre conversaciones y risas se extendió la tarde, cada vez con más minutos de luz.

-¿Ya no queda?- inquirió Mikel, con su copa vacía en mano, señalando la botella de vino.

-Nada, está seca.

-Ya voy yo.- se ofreció Robin; poniéndose en pie antes de que nadie pudiera impedírselo. Tomó la botella vacía y desapareció tras la puerta. Ainara le sonrió cuando pasó por su lado. Un gesto casi imperceptible para el resto de comensales, que seguían enzarzados en sus conversaciones y discusiones benignas.

Ainara dejó pasar unos prudenciales instantes, los justos como para que nada pareciese sospechoso, antes de hablar.

-Yo voy al baño.- dijo, levantándose también. Los demás ni siquiera la hicieron caso.

Salió del comedor. En la pequeña cocinita del local, Robin la esperaba, apoyado en la encimera. Ni siquiera se había molestado en trastear con las botellas para fingir que estaba haciendo su cometido. Ainara se asomó, sonriente, por el umbral de la puerta. Se acercó a él, quien la rodeó con los brazos y, tras alzar la vista para asegurarse de que no había nadie por allí, le robó un beso en los labios.

Se habían acostumbrado a jugueteos como aquel cuando se encontraban con gente frente a la cual no podían mostrarse afecto ni nada que delatase que estaban juntos, ya que aún no habían decidido anunciarlo, por lo que cuando estaban en comidas familiares o con compañeros de equipo, hacían artimañas como aquella; casualmente Ainara iba al baño cuando Robin iba a por otra botella o a cortar más pan, y ocultos por una pared o alguna puerta, se besaban y se metían mano. La emoción de saber que estaban a escasos metros de gente completamente ajena a lo que pasaba entre ellos era excitante, aunque eran prudentes; se aseguraban de no hacerlo muy obvio, y procuraban volver a sus sitios al poco tiempo y en momentos distintos.

Ainara había descubierto muchas cosas sobre Robin durante aquellos meses. Sorpresas, todas ellas muy gratas. En ocasiones le costaba asimilar que el chico serio y elegante de La Real fuese el mismo que le metía la mano debajo de la falda a escondidas o le apretaba el muslo debajo de la mesa para que nadie le viera. Se había sentido lo suficientemente cómodo con Ainara como para mostrar esa faceta suya, la que era algo más lasciva y desenfadada, y que a ella le tenía encantada.

Volvió a besarlo, sosteniendo su cara con ambas manos y poniéndose de puntillas para poder acercarse a la imponente altura de Robin. Metió sus manos por debajo de su suéter; deslizando las uñas por la tonificada piel de su abdomen de forma seductora. Sus uñas no pudieron atravesar la zona con la mayor facilidad; el relieve de los abdominales obstaculizaba el trazo.

-Pórtate bien.- susurró él sobre sus labios.

Normalmente limitaban aquellos encuentros furtivos a unos pocos besos, nada que los entretuviera demasiado tiempo para no levantar sospechas. Él era muy cauto; la besaba con mucha suavidad para hacer el menor ruido posible. Sin embargo, a Ainara le gustaba en ocasiones ponerlo a prueba, palparle la entrepierna por encima del pantalón, lamerle el punto del cuello que más le gustaba, buscando que él respondiese con algún jadeo, maximizando el riesgo de aquellos encuentros. Luego, ella se divertía viendo la cara descompuesta de Robin cuando volvían a la mesa, su mirada asesina y divertida a partes iguales, que le prometía que luego, en la cama, iba a devolvérsela, intentando hacerse el difícil, aunque nunca le duraba demasiado; estaba tan encandilado por ella que bastaba que lo mirase con sus ojitos brillantes y murmurar un por favor para que él le concediera finalmente el orgasmo.

Ainara se mordió el labio. Le encantaba cuando se ponía autoritario. Lo besó de nuevo, y él no fue capaz de negarle su boca. No era capaz de negarle nada, la consentía mucho.

Ella metió su lengua en su boca al mismo tiempo que él metía su mano por debajo del escote de su camisa, acariciando uno de sus pechos por encima del sujetador, y metiéndola después debajo de la copa. Sonrió con altanería contra sus labios cuando Ainara jadeó ante el gesto. Paseó su pulgar por la piel suave, haciendo que ésta se erizase al entrar en contacto con el frío aire de la cocina. Sus manos eran tan grandes que cubría el seno entero con una sin problema alguno.

-Deberías irte. Luego, en casa, te toco todo lo que quieras, ¿vale?.- murmuró contra sus labios, sacando la mano de debajo de su ropa. A Ainara se le encogía el pecho cuando le escuchaba decir obscenidades, que hasta lograban sonar elegantes en su voz. Le encantaba cuando le decía cosas así, aunque no fuese muy propenso a hacerlo. En una ocasión, cuando estaban en el acto y él estaba dentro de ella, sosteniendo sus caderas para guiar el movimiento de su cuerpo en el ritmo que él buscaba, murmuró un muy bien que la hizo humedecerse aún más.

Aunque Ainara hizo un puchero por la falta de contacto, no opuso resistencia, pero él la asió suavemente del brazo cuando ella estaba por irse.

-Espera, espera.- volvió a acercarla a su cuerpo. Tomó el rostro de Ainara entre sus manos y comenzó a limpiarle con los pulgares el lip combo, que debido a los besos estaba completamente corrido y esparcido por las comisuras de sus labios.- No querrás volver a la comida con el pintalabios corrido, ¿no?

Ella dejó que la limpiase, observando enternecida el gesto de concentración que tenía Robin en sus ojos oscuros.

-Vale, ya está.

Remató sus palabras dándole un pico muy tierno que la hizo sonreír, antes de soltarla y ponerse a trastear con las botellas en búsqueda del vino tinto. Ainara se giró, y antes de que pudiese salir de la cocinita, sintió un ligero azote en el culo.

-¡Oye!- susurró para que no la escuchasen en la otra habitación, volviéndose hacia Robin, quien le guiñó un ojo.

Ella negó con la cabeza y volvió al comedor, donde los demás seguían conversando y bebiendo lo que les quedase en las copas. Nadie protestó porque hubiera tardado demasiado. Probablemente ni se hubiesen dado cuenta.

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• NOTA DE LA AUTORA •

Buenas nochess. El de hoy es cortito, pero lo escribí hace muchísimo y no creo que hiciese falta añadir nada más; queda bonito así o eso opina vuestra humilde autora.

Es que me estoy dando cuenta de que más me vale ir subiendo los Bonus ahora, porque con lo calentito que se viene el Acto III, quizá no casa subir Bonus ahí (o quizá sí, y así sigo haciendo terrorismo emocional), así que si estos días voy subiendo varios, no os asustéis. No mentía cuando dije que tenía muuuuuuucho material escrito.

Por cierto, Real Sociedad contra Real Madrid en semis de Copa...una cree en los milagros.

Un besitoooo🩷🩷

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora