Los sueños se volvieron más recurrentes a partir de ese día. Más bien, las pesadillas lo atacaban más. Despertaba a mitad de la noche, sudando frío y tosiendo. A veces tenía que pellizcar las palmas de sus manos para asegurarse de que seguía vivo, de que había despertado y que ya estaba en el mundo real.
¿Pero qué mejor era el mundo real? Había descubierto un gran secreto de su hermano, y habría preferido no hacerlo nunca. No podía estudiar con Remus, no otra vez, incluso cuando antes las tardes de estudio frente a él eran amenas y disfruta de verlo, de escuchar sus datos curiosos y responder a sus preguntas, incluso detalles simples como observar sus dedos pasar las páginas de los libros que sujetaba firmemente... No, no iba a permitirse pensar en eso mientras estudiaba. Simplemente dejó de asistir.
Todas las mañanas, revisaba su reflejo, buscando que todo siguiera en orden, en especial su rostro, no podía permitir que le aparecieran ojeras, pero con su mala racha de sueños, notó que su piel pálida ya no era uniforme, y un ligero lila comenzaba a tintar las bolsas de sus ojos.
Quería arrancarse todo. Cabello, rostro y extremidades. Una sensación sofocante se apoderaba de él al encontrar un imperfecto, porque su mente podía convertir una gota de agua en una tempestad cuando se trataba de inseguridades físicas. Le fue inevitable soltar un chillido, entrando en un estado de frustración que te lleva a perder el control, lo suficiente para empujar el espejo fuera de su vista y no bastarle con verlo hecho añicos en el suelo.
Llevó sus manos hacia su cara, volviendo a chillar. Antes de alcanzar su varita, que estaba sobre su buró de noche, las manos de Evan rodearon su cintura con fuerza, obligándolo a sentir su calidez. No importaba cuanto pataleara o intentara empujarlo, no lo soltaría, ni siquiera cuando había dejado las marcas de sus uñas sobre sus manos y el rubio, en respuesta, mordió su hombro.
Lo estaba lastimando, otra vez. No importaba si antes lo había humillado frente a otras personas, que muchas veces no disimulara su inclinación a Barty, que hace poco se había metido en una pelea por defenderlo, y ahora intentaba herirlo para que se alejara. No importaba, porque Evan seguía abrazándolo con fuerza.
La maldición de Regulus era ser amado por cada uno de sus amigos y dudar de eso cada vez que se lo demostraban. ¿Por qué lo creería? Ellos lo trataban con un cuidado al que no estaba acostumbrado.
Finalmente, se rindió. No podría contra él si lo tenía aprisionado de ese modo. Jadeaba y su rostro estaba enrojecido por la rabia, pero ya no se movía, así que Evan pudo soltar su agarre poco a poco, y cuando el pelinegro sintió que había bajado la guardia por completo, se alejó bruscamente, girando hacia él para fulminarlo con la mirada.
—Eres lindo. Si eso es lo que te atormenta, deja de hacer un drama.
Si pudiera verse desde otros ojos, los de cualquier persona, Regulus jamás dudaría de su belleza, pero no podía, obviamente, y eso le atormentaba. Pero los brazos de Evan estaban ahí, y aunque no se atrevió a abrazarlo, si acercó su meñique hacia él, recibiendo una amplia sonrisa.
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𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬
FanfictionSigue la historia de Regulus Black a través de sus años en Hogwarts.