El cumpleaños de Bellatrix no había sido del todo colorido y alegre, incluso ella ni siquiera estuvo presente la mayoría del tiempo. Cuando abrió su primer regalo (porque no pudo esperar) y se encontró con una serpiente, fue a esconderse a su habitación con la nueva mascota. Así, la reunión parecía solo una aburrida convivencia de los Black, en realidad, las únicas personas que recibían una fiesta en grande, con toda clase de personalidades y gastos ridículamente elevados, eran Narcissa y Regulus, la niña de oro y el niño prodigio.
Era extraño que todos los Black, muy en el fondo, desearan la presencia de Sirius ahí, aún sabiendo que él y Bellatrix siempre terminaban envueltos en una pelea, en realidad le agregaba algo de sabor a las reuniones y, aunque ninguno de los dos lo dijera y por más loco que suene, se divertían también al lanzarse hechizos, correr del otro, insultarse y generar un desastre. Sirius era cada vez más ajeno a la familia, y Regulus no dejaba de angustiarse, sabía que seguro había sido obra de su prima el que la presencia de su hermano mayor no haya sido requerida.
—¿Cómo te está yendo? —preguntó la rubia, con una sonrisa tan encantadora que hacía tan difícil creer que ella era una Black.
—Es horrible que vayas a graduarte...
—Lo dices como si fuera a morir, Reggie. Podremos vernos muy seguido.
—No podemos, te casarás y tendrás que irte, y a mí me faltan años para graduarme.
—Regulus, estaría en un segundo en Hogwarts si tú me lo pidieras. Además, ¿acaso no la pasas bien ahí?
—La paso bien, a veces, es que las personas son...
—Lo sé.
—No podrás ir a verme cuando tengas un hijo.
La chica no pudo evitar reír, sintiendo su rostro arder ante eso. Negó repetidas veces con la cabeza, antes de poder formular algo,
—No digas eso, aún soy joven. Además, me gusta cuidar de ustedes y nada más.
A pesar de la diferencia de edad relativamente corta entre ellos, Regulus era su niño.
—Tú no eres joven, yo sí —respondió, afligido.
Narcissa llevó su mano a su pecho, fingiendo que algo había atravesado su piel, lo que le sacó una sonrisa a su primo, quien pronto movió su mano, empuñada como si tuviera una varita en esta, apuntando a su pecho y pronunciando un suave "pew".
—¿Me has curado o me has herido?
—Curado —murmuró, repitiendo esa acción.
A pesar de que Narcissa creció cuidando a sus primos, aún no se acostumbraba a las preguntas que venían de la nada y le tomaban con la guardia baja, por eso quedó en blanco cuando Regulus habló nuevamente.
—Cissy, ¿qué es exactamente eso de caballeros de...?
—No es nada de lo que debas saber aún, al menos no por mí —su voz había cambiado abruptamente, sonando más como una adulta que como una adolescente, y lucía notablemente angustiada—. Reggie, disfruta la escuela, ¿sí? Hogwarts me ha regalado lo mejor que tengo ahora, las responsabilidades vienen después.
—Bellatrix-
—Ignora a mi hermana —sujetó sus hombros, y al notar la sorpresa en su tierno rostro, trató de reír para no transmitirle su preocupación—. Nueve de cada diez cosas que salen de su boca, son disparates.
La reunión transcurrió con normalidad, Regulus se retiró antes, por el permiso escolar, y lo único que quiso hacer era descansar, pues su primer juego comenzaba al día siguiente, Slytherin contra Gryffindor y, aunque no era parte del torneo, sentía demasiada presión, tenía que demostrar que era un joven brillante, digno de pertenecer al equipo a su corta edad, como su hermano había dicho que hizo James el año pasado.
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𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬
FanfictionSigue la historia de Regulus Black a través de sus años en Hogwarts.