50. Solo un beso

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El acuerdo era real, pero ninguno lo había necesitado en esas últimas semanas. Regulus se sentía tranquilo al respecto, aliviado y despreocupado. Las cosas le estaban yendo mejor, tenía a sus amigos, sus clases iban bien, había encontrado consuelo en las artes. 

—Vamos a caminar —ordenó Barty, interrumpiendo su lectura en la biblioteca—. Hola, por cierto, Lupin.

—Buenas tardes, Crouch —respondió, pero dirigió su mirada a Regulus.

Sus tardes de estudio nunca eran interrumpidas, así que le preocupó pensar que tenía algún problema, o que de repente había decidido alejarse también de él. Remus quería a Sirius, más que eso, estaba enamorado de él y lo seguiría a cualquier lugar, sin embargo, no hubo problema en que se siguiera encontrando con Regulus, después de todo, el hermano menor jamás llevó a su mesa de estudio algo respecto a su situación familiar, lo que les permitió mantenerse como amigos.

Regulus asintió, diciéndole al otro, con la mirada, que no tenía nada de qué preocuparse. Dejó su lugar, tomando el libro que estaba leyendo antes de ser interrumpido, que era el único que había tomado esa tarde, para llevarlo a su estantería correspondiente.

Barty lo siguió, sin decir una palabra, y esperó a que salieran de la biblioteca para pasar su mano por su hombro, mientras guiaba el camino, como era costumbre. Y, como era costumbre también, habló y habló, preguntando de vez en cuando al otro qué opinaba, compartiendo datos innecesarios sobre historia y las ciencias muggles, hasta que salieron del castillo.

—¿A dónde vamos?

—El círculo de piedra. No he estado ahí desde que provoqué un incendio forestal.

—Eres un idiota.

Siguieron caminando, Barty tomó la libertad de sujetar su mano, ahora que se encontraban más lejos. Como si él supiera que estaban ocultando algo, que eso le haría sentir más cómo a Regulus.

Sus amigos sabían que Crouch no tenía ningún problema con mostrarse del tipo al que le gusta el contacto físico, ni siquiera con sus amigos varones, sin importar el lugar. Y lo hacía con tanta seguridad, que a nadie se le cruzaba por la cabeza pensar que se sentía atraído por los varones. Era un chico confiado, nada más. 

Las personas como él, pensaba Regulus, siempre llegaban más lejos que los demás. Potter y Narcissa eran un ejemplo de ello. Pero a Barty nunca lo envidió por eso, por el contrario, parecía que el castaño siempre se esforzó por hacerlo sentir del mismo modo, empujándolo a actuar diferente, aunque Regulus prefería mantenerse en el lugar que él conocía: donde podía pasar desapercibido y esconder las partes de él que quisiera.

—Se ve mejor sin flores.

—Lo sé, tomé la decisión correcta, como siempre... ¿Quieres que lo queme otra vez?

—No.

—Boo.

Barty se dejó caer en el pasto para sentarse, sin soltar al otro, para obligarlo a hacer lo mismo. Acarició su mano con una ternura que le ponía nervioso, pero no quiso retirarla, permitió que él otro se divirtiera con ella como quisiera, jugando con sus dedos, mordiendo su dorso, todo sin decir una sola palabra. 

—Me estoy acostumbrando demasiado a ti.

—Desde que me molestaste en la selección de casas.

—No te molesté, solo te dije mi nombre y te conté mis planes a futuro.

—Fue molesto, jamás te había visto antes.

—Gracias a eso tienes un amigo genial.

—Un amigo —corrigió, mordiendo su hombro, para molestarlo.

𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora