23. Huelga de música

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Tener trece años le hacía sentir grande, literalmente, comenzaba a crecer, había alcanzado a Evan y, con unos centímetros más, podría superar a Barty. "A menos que a ese par de idiotas se les ocurra crecer más", pensaba con ansiedad.

Su cabello había crecido solo un poco más durante las vacaciones, y su madre le permitió mantenerlo así, o al menos no mencionó nada respecto a cortarlo, así que era una gran ventaja para él. Seguía manteniendo aquel delicado aspecto, eso sí, pero comenzaba a perder sus rasgos de niño, para formar los de un adolescente, aunque era extraño, porque aún así parecía más joven que los chicos de su edad. Ah, pero lo más importante de todo era que no había ni una imperfección en su rostro. Se sentía increíble.

Regulus había sido aceptado y reconocido como buscador de Slytherin, ese sería su primer año sintiéndose parte oficial del equipo, se lo debían, después de todo, ningún jugador tenía su destreza. Aunque por su mente pasó la idea de renunciar, sus padres ya se habían enterado de su puesto y Orión estaba especialmente orgulloso de ello.

Durante vacaciones, a Sirius se le ocurrió abrir la boca y mencionar que Regulus jugaba un deporte de hombres ahora. Su padre lo felicitó, ni siquiera para su cumpleaños tuvo una felicitación tan eufórica. Le dio dos fuertes palmadas en la espalda, cosa que su madre nunca antes habría permitido, pero en esa ocasión ella le sonrió a su padre, como si hubieran ganado un premio. No entendía qué mosco les había picado, pero agradecía que estuvieran tan alegres por él. Así que se propuso seguir en el equipo. De cualquier modo, jamás habría podido practicar patinaje artístico o ser escritor, no importaba si renunciaba a eso por satisfacción de la familia. 

Su hermano también había cambiado, muchísimo, de hecho, se acercaba su cumpleaños número 15 y Sirius ya lucía como un muchacho, eso le daba ventaja sobre sus compañeros que recién habían cumplido los 14 en ese año. Era atractivo, demasiado, y las chicas lo notaban aún más que antes, también se volvía más alto, como era de esperarse de la genética de los Black. Los merodeadores entraban a su cuarto año y si antes eran insoportables, ese año lo serían más (y el siguiente aun más, porque parecía que querían superar su propio récord).

Remus portaba nuevas cicatrices, lo que lo volvía aún más misterioso de lo que ya parecía antes, y, al menos para ese momento, era el más alto de los cuatro.

Peter parecía estancado en su metro sesenta de altura, pero eligió un buen corte de cabello durante las vacaciones y, aunque aún tenía ojeras, parecía que su rostro se había adaptado a lucirlas de buena manera.

James, como cazador de Quidditch, cuidaba más su apariencia en cuerpo y rostro, y tenía unos rizos más definidos que el ciclo anterior, como si en vacaciones hubiera aprendido a peinarse mejor, y su piel estaba bronceada, al parecer había tenido un buen verano. 

Ese cuarteto sería el protagonista del primer escándalo del ciclo escolar pues, cuando se anunció después de la selección que se estaba considerando la restricción de la música "para evitar disturbios", perdieron totalmente la cabeza. Algunos alumnos abucheaban, otros estaban conformes con eso. La decisión estaba en debate debido a quejas de algunos padres respecto a lo que escuchaban sus hijos, que la música muggle estaba cambiando sus ideas y los volvía vulnerables en su desarrollo. Claro que las quejas venían de supremacistas y padres estrictos. 

—Les repetimos que esta cuestión sigue en debate. Mientras tanto, puede escucharse música única y exclusivamente en las habitaciones; no en pasillos, sala común, baños, aulas, o inclusive espacios abiertos como jardineras, invernaderos, o cualquier otro lugar del castillo que se les venga en mente —dicho eso, la profesora McGonagall dirigió una mirada dura a los merodeadores, como la de una madre que te advierte no cometer ninguna tontería. Los conocía perfectamente. 

𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora