Para Sirius Black:
Lo siento por haberme ahogado en tu cumpleaños. No era la manera en la que esperaba encontrarte.
No supe que regalarte, así que toma los galeones de la bolsa. Felices 16.Fue la carta que envió a su hermano apenas pudo salir de la enfermería. Al parecer, Madam Pomfrey no había puesto especial atención en las cicatrices, quizás Sirius había intervenido, quizás no importaba lo suficiente para alarmar a los demás. Por el motivo que fuera, el punto era que no recibió un sermón, ni la mirada preocupada de una adulta.
La actitud de su hermano seguía siendo extraña, aún cuando ya habían entrado a diciembre y había pasado casi un mes de su cumpleaños. Era más volátil, entraba en un estado de rabia fácilmente, pero también era fácil que tuviera un golpe de optimismo seguido de ello.
Había intentado hablar con él, pero no conseguía nada, por supuesto. Así que, para ese mes, se dio por vencido. Quizás podría intentar cuando estuvieran en la mansión y nadie más pudiera interrumpirlos.
El ocho de diciembre había tenido la tarde de estudios a la que acostumbraba. Remus parecía inquieto, con justa razón, pues era noche de luna llena.
Le gustaba pasar las tardes con él, especialmente después de su discusión con Evan, pues ambos chicos habían decidido aplicarle la ley del hielo. Y ver a Pandora era más complicado, pues su mellizo siempre encontraba la manera de distraerla o mantenerla ocupada para evitar un encuentro entre ellos.
Nunca le preguntó cómo era lidiar con eso, o cómo le hacía para que nadie lo descubriera. Permitía que el licántropo le revelara eso cada que sentía la confianza de hacerlo.
Por eso apreciaba su amistad con Lupin. Ninguno de los dos esperaba tener una íntima conexión profunda en la que supieran todo del otro, les bastaba el amor que ambos tenían por la escritura y lectura, y saber que ambos tenían una vida tormentosa de la que no tenían que hablar para sentirse afines.
—¿Sabes? Nunca puedo recordar nada. La primera vez que escuché que alguien había nombrado esa casa como "la casa de los gritos", creí que había asesinado a alguien.
—No serías tú. Es decir, si eso sucediera... No serías tú realmente.
—Que no pueda recordarlo, no quitaría el hecho de que hay sangre en mis manos. Sería un asesino, al menos para mí sería así, y para el ministerio también.
—El ministerio está lleno de imbéciles, eso no es culpa tuya.
—Toda buena organización debe tener algunos imbéciles para funcionar —se encogió de hombros, cerrando su libro, con una amplia sonrisa que le hacía parecer menos agobiado—. Minnie solía acompañarme durante los años pasados, pero en este me ha dado otros cuidadores, unos imbéciles, se les podría llamar.
—¿Quiénes? Si puedo saber.
—Son secretos —llevó su índice a sus propios labios, en señal de silencio.
Los merodeadores habían hecho por él lo que nadie más haría: convertirse en animagos para cuidarlo en cada noche de luna llena.
Aún recordaba cuando Sirius lo propuso tiempo atrás, y cómo habían intentado hasta que ese año pudieron lograrlo. Se sintió tan importante y apreciado por ellos. "Cualquier cosa por nuestro Moony", solían decir, y esas palabras le llenaban el alma.
Gracias a Minerva eso había sido posible, los había orientado "indirectamente" en su proceso, diciendo cosas como: "No puedo decirles cómo convertirse ilegalmente en animagos, sería irresponsable de mi parte, así que no revisen los libros que dejaré en mi escritorio al terminar las clases" o "hay una manera de llevar una hoja de mandrágora más cómodamente, siempre y cuando elijas la correcta para tu boca, ¡qué dato más interesante! Quizás lo pruebe el siguiente mes" y más frases del estilo.
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𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬
FanfictionSigue la historia de Regulus Black a través de sus años en Hogwarts.