Las semanas pasaron, frecuentemente Evan dormía con Regulus, cuando este ya estaba dormido y no tenía la capacidad de decirle que no.
La confesión de aquel día lo había vuelto más unido a Evan y Barty, y eso era algo agobiante. Siempre estuvo acostumbrado a cierta distancia emocional, o a que el cariño sea incierto. Que sus amigos ahora pudieran tener conversaciones más profundas, significaba que eran también más cercanos, pero, ¿qué tanto?
No podía negar que le incomodaba saber que la primera persona en quien Barty confió fue Evan, y viceversa. Lo habían hecho de lado por quien sabe cuanto tiempo, y aunque deseaba volverse cercano a cada uno por separado, de modo que la amistad entre ellos no se hiciera más fuerte, se sentía ansioso cuando estaba a solas con uno de ellos, o cuando le hacían un cumplido, también cuando la distancia física era corta o nula. Entraba en su cuerpo una sensación latente de huida, y terminaba por distanciarse él mismo.
Ninguno de sus amigos tenía problemas con eso. Conocían y amaban a Regulus, más de lo que él pudiera entenderlo. Parecía que había una clase de acuerdo no verbal, pero ellos lo sabían bien, incluso Pandora, si pudieran meter a Arcturus en una caja de cristal y adueñarse de su esencia, lo harían. Había algo en él que hacía querer cuidarlo, protegerlo y entenderlo, incluso cuando se rehusaba a aceptar cualquiera de esas tres cosas.
Porque Regulus era fuerte por su cuenta, incluso si en su interior crecía el deseo de ser visto por los demás, de cercanía, él sabía estar solo. Sobretodo, sabía cuidarse solo, y detestaba cuando las personas creían que no era así solo por su apariencia frágil.
En fin, se acercaba semana de pascua y en varias materias se repasaban los conocimientos aprendidos en ese pequeño periodo, antes de dejarlos ir una semana a sus casas (o quedarse vagando por Hogwarts).
En adivinación, la profesora Phytia les tenía una última actividad que tenía que ver con la cartomancia. Regulus no se encontraba tan contento en esa clase, sentía que las cosas no siempre eran certeras, y le era un dolor de cabeza, aunque de verdad quisiera tener un don como el de los hermanos Rosier, parecía que no era tan fácil desarrollarlo. Barty prefirió ni siquiera arriesgarse, siendo alguien de hechos, encontraba ridículo que el futuro fuera predecible. Evan y Pandora disfrutaban de esa clase, eran quizás los únicos a los que se les creía que pudieran ver algo en una bola de cristal, más allá de humo blanco.
—Sus cartas están sobre la mesa, saben cómo funcionan las lecturas, han realizado a sus compañeros, pero ahora intenten hacerlo con ustedes mismos.
Regulus hizo una mueca. Si no pudo hacerlo para otras personas, definitivamente leerse a sí mismo iba a ser lo peor. Se quedó observando las cartas frente a él, no era fácil mentirle a la profesora si ella iba a ver las cartas. Soltó un suspiro.
Aprovechó la oportunidad para pensar en una pregunta que valiera la pena, algo que había vagado por su mente y que le sería mejor si tenía una respuesta lo antes posible, en vez de tener incertidumbre.
"¿Qué pasa con Sirius?"
No le importaba si debía ser sobre sí mismo, le inventaría a Phytia que preguntó sobre su futuro y no el de su hermano, ¿qué iba a hacer? ¿Leerle la mente?
Barajó las cartas, teniendo esa pregunta en mente, permitiendo que las respuestas salieran de esos pedacitos de cartón con ilustraciones.
Pasado: Diez de bastos. Sirius Black cargaba en sus hombros expectativas que no quería sobre él, responsabilidades que nunca quiso tomar. Era infeliz. Se sentía atado al sistema de creencias y estaba atrapado en un ciclo de estrés, miedo y angustia.
Presente: El Sol. Sirius Black es más feliz que nunca. La oscuridad se desvanece porque ahora está rodeado de personas que lo aman, y lo está disfrutando con todo su corazón.
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𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬
Fiksi PenggemarSigue la historia de Regulus Black a través de sus años en Hogwarts.