𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬

12. ¿Puedes sentir amor?

En marzo se festejó el cumpleaños de Remus Lupin, lo supo porque su hermano solicitó más dinero a sus padres, sin explicar el motivo, y luego aparecía con tantos libros como podía cargar. Lo conocía perfectamente para saber que él no leía a menos que el libro tuviera dibujos. Era sorprendente que fuera tan buen mago, así como era sorprendente que invirtiera tanto en ese regalo.

Pocos días después fue el cumpleaños de James Potter y, aunque fue invitado, se reservó su asistencia. Procuraba tener la mínima cantidad de encuentros con Sirius y sus amigos, viendo como solía terminar cada uno. Sabía cuán importante era James para su hermano, tanto, que le hacía querer vomitar, así que prefería no verlos interactuar de cerca. Algo que sí hizo, fue comprar un sweater de color rojo, el cual pensaba mandar como agradecimiento por el regalo que le había dado en la fiesta de Snape, sin embargo, al final decidió no entregarlo, por la precaución de no ser percibido como su amigo. Así que tenía ahora un increíble sweater de un color horrible bajo su cama. 

Finalmente, en abril, llegó el cumpleaños de su madre y, para su sorpresa, la presencia de sus dos hijos no fue requerida, sin embargo, Narcissa sí pudo faltar a la escuela para ir a festejar a su tía. Eso le resultó de extrañeza, pero Sirius parecía bastante contento con aquella idea.

Pasó ese 25 de abril en su habitación, no quiso salir, sin importar que Evan le insistió para ir a clases. Se sentía traicionado por ella, y aún no recibía una carta en la que le pidiera disculpas, esperaba por esa carta.

A las ocho de la mañana, estaba arreglando su prenda, se había vestido con un traje de vestir, como si estuviera listo para que su padre llegara a recogerlo por sorpresa. Se paró frente al espejo, acomodando su corbata mientras sus ojos luchaban por retener las lágrimas que se acumulaban en ellos.
Buscó distraerse, tomando una pluma, tinta y un pergamino, sin embargo, lo único en que su mente podía pensar era la situación que estaba atravesando.

"¿Lo olvidaste? Mi carta no llegó. Sé que llegaron cartas porque ahora Narcissa está en camino a festejar tu cumpleaños. Me gustaría estar ahí, no tengo problema con que ustedes beban whisky, prometo no volver a quejarme, en serio. Te compré un regalo también, no sé si pueda enviarlo, por eso quiero ir a la mansión con ustedes. Perdón si te molesté en tu último cumpleaños.

Feliz cumpleaños, mamá."

Suspiró con pesadez, dándose cuenta de que había mojado la carta y la tinta se expandió un poco. No podía enviar una carta con esa presentación, mucho menos demostrándose como un bebé llorón ante la persona que le había criado para ser fuerte, así que la arrugó, y antes de pensar en arrojarla al cesto de basura, murmuró con su varita en mano "incendio", y vio el pergamino quemarse en su mano, hasta que las llamas estuvieron lo suficientemente cerca para que tuviera que soltarlo.

Sentía una presión en el pecho que no podía explicarse, y aunque la habitación era muy amplia y estaba vacía, se sentía sofocado dentro de ella. La noción del tiempo se había distorsionado, y de ser las ocho, eran ya las 10:40. Salió, necesitaba el frío de las mazmorras para sentir un poco de calma, y se dispuso a caminar a solas por ahí. No sentía miedo, como la noche de Halloween, pero sí una sensación de incertidumbre que no se iba, era incluso peor que al estar en su dormitorio.

Juró haber escuchado una voz adulta provenir de algún lugar, y eso le heló la sangre, estaba más cerca de la salida que del regreso, sin embargo, su cuerpo le pedía regresar corriendo. Sujetó su varita con fuerza, temblando, aun cuando se consideraba a sí mismo valiente, la realidad era que estaba muriendo de miedo en esos momentos. Apenas estuvo a punto de murmurar el hechizo lumus, la voz del director le interrumpió, haciéndolo saltar en su lugar.

—El más joven Black —le llamó con serenidad—. Lo he estado buscando.

El niño permaneció en silencio, viéndolo con una expresión de terror en el rostro.