21. El diario de Regulus Black

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—Él no me regalo algo por mi cumpleaños.

—¿Por qué debería? Te detesta —dijo Sirius entre risas.

—Tú tampoco le agradas mucho —replicó Peter, sentándose al lado de James.

—Y tú menos. 

Su risa paró en seco, y los tres soltaron un suspiro.

Era 28 de marzo, un día después del cumpleaños de James, los cuatro amigos se encontraban en su habitación, hablando de música, niñas, profesores, planes y, por algún motivo, el hermano menor de Sirius.

—Están exagerando —dijo Remus, alzando la mirada de su libro, cubriendo la mitad de su rostro—. ¿Acaso Regulus Black es una celebridad o por qué importa tanto?

—¡Te estás riendo!

—Nop —claro que sí, una risita salió de sus labios, y terminó por bajar el libro—. Bueno, es que es gracioso, suenan como las niñas que lloraron cuando se casó Paul McCartney.

—¡Pues yo lloré cuando se casó Paul McCartney! —chilló Peter.

—Te burlas solo porque a ti sí te regalo algo —James se cruzó de brazos, viendo hacia el techo. 

—¿Por qué te importa tanto?

—Porque yo soy más agradable. No me malentiendas, eres un cerebrito, pero no eres el más sociable, apenas y hablas con los demás. No es justo, yo siempre caigo bien, menos a Quejicus y sus amigos, ¡pero a él tampoco le agradan Quejicus y sus amigos! Debería ver que tenemos cosas en común. Sirius es como mi hermano, lo que nos vuelve como medios hermanos, ¿no? Somos familia indirecta o algo así...

—Quizás le agrado porque yo sé escuchar —se encogió de hombros, dedicándole una sonrisa burlona.

Las palabras de su amigo no le resultaban ofensivas en lo absoluto, pues sabía lo imprudente que podía ser, además, incluso con esa insufrible actitud y enorme ego, sabía que estaba afectado porque no podía entender el porqué de la actitud hostil que el menor de los Black tenía hacia él "sin razón aparente". James no era un mal muchacho, de hecho, ninguno en esa habitación conocía a alguien más confiable y amable, con un modo tan dulce de ser, sensible y cursi. Por desgracia para él, Regulus solo era capaz de ver aquella parte molesta, irritable y borde de él.

—¡Silencio, lads! —Peter interrumpió, sacando la radio y poniéndola en medio de la habitación— Se estrena hoy.

—¿De qué hablas? —James se dejó caer al lado de la radio, con intención de apagarla— Nada es más importante que mi dolor.

—Led Zeppelin lanza "Houses of the Holy".

—Oh —guardó silencio al instante, recostándose boca abajo en el suelo, al lado del rubio, esperando a que ajuste la radio y haga un pequeño hechizo para iniciar a disfrutar del estreno.

Cuatro amigos disfrutando de la música, cada canción diferente a la anterior, moviendo sus cabezas, golpeando con sus dedos la superficie más cercana, hablando de vez en cuando, pretendiendo ser críticos de arte y riendo. Sirius golpeaba suave y ocasionalmente la espalda de James, pretendiendo que era una batería, y Peter observaba de reojo la sonrisa de ambos, hasta que terminó la canción.

Sirius se levantó, mientras una melodía suave comenzaba, The Rain Song, dirigiéndose a Remus, quien había permanecido en su cama desde el inicio. Le dedicó una sonrisa al verlo cerca, mientras se sentaba a su lado.

—¿Te molesta?

Negó con su cabeza, haciéndole un espacio para que pudiera acomodarse mejor. Permanecieron los cuatro en silencio, atentos a la letra de aquella canción. Era algo cursi y ligero para lo que esperaban de la banda, sin embargo, ninguno parecía decepcionado, sino más bien inmersos en la canción. Un largo instrumental comenzaba, y ninguno decía alguna palabra, sonreían, como si estuvieran seguros de que ese momento quedaría grabado en sus mentes, en medio de un repertorio de chistes, persecuciones, golpes amistosos, risas escandalosas, escapes nocturnos y de más.

𝐑𝐀𝐌É ↬𝐉𝐞𝐠𝐮𝐥𝐮𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora