Scary Stone

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Scary Stone

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En lo más alto de un edificio gris y sombrío en el corazón de Hauntlywood, donde las luces titilan como una mirada espectral en la oscuridad, se encontraba Scary Stone. La gárgola de piel blanca como la tiza, con sus alas de un gris medio que brillaban a la luz de la luna, estaba atrapada en la prisión más tortuosa para una escritora: el bloqueo de escritor.

Scary Stone no era una gárgola común. Sus orejas, de un gris pálido, se situaban de manera peculiar, cerca de sus sienes, dándole un aire único entre los monstruos de su clase. Con gafas de montura gruesa que se mantenían en su lugar gracias a unos soportes metálicos, sus ojos color sepia se encontraban vacíos de inspiración. Un cabello rubio con destellos turquesa y azul caía suavemente sobre su rostro, enmarcando sus mejillas con un flequillo esculpido, pero ni siquiera su apariencia estilosa podía disipar la oscuridad que la envolvía. Sentada frente a su máquina de escribir, las teclas que antes parecían bailar bajo sus dedos, ahora permanecían inertes, como si el propio aire la despojara de su talento.


— ¿Qué haré ahora? — Murmuró Scary, sus ojos reflejando la desesperación mientras sus manos se deslizaban sobre la máquina sin propósito. Su voz, con un acento americano marcado, sonaba más apagada de lo normal.


Era una escritora brillante. Las historias de horror y suspenso que había creado la habían convertido en la escritora más famosa de Hauntlywood. Pero en ese momento, todo parecía lejano. La historia que estaba intentando escribir no surgía, y cada palabra que se formaba en su mente se desmoronaba antes de llegar al papel.

De repente, un sonido suave pero reconfortante la interrumpió. Alguien estaba entrando en la habitación. No era otra que T/n, la chica monstruo planta de la flor Azela, su amiga y asistente fiel. T/n siempre había sido un pilar en los momentos más difíciles de Scary, una presencia tranquila que parecía saber exactamente qué hacer para calmar la ansiedad creativa de la escritora.

T/n tenía una apariencia peculiar. Su piel de verde musgo y sus ojos de un vibrante color esmeralda la hacían parecer una criatura salida directamente de un jardín encantado. Siempre había sido una amiga leal, de carácter suave pero fuerte. Sabía cómo alentar a Scary cuando las ideas no fluían, y ahora, más que nunca, Scary necesitaba ese apoyo.


— ¿Otra página en blanco? ¿Eh? — Dijo T/n con una sonrisa reconociendo la frustración en los ojos de su amiga. Se acercó con paso ligero y se sentó al lado de Scary, observando la máquina de escribir como si pudiera verla desde una perspectiva diferente— Oye ¿Y si cambiamos de enfoque? Tal vez no tienes que escribir lo que pensabas al principio. Quizás es el momento de algo nuevo, algo inesperado.


Scary levantó la vista, algo más tranquila, pero todavía perdida en sus pensamientos. Su mirada se cruzó con la de T/n, y por un momento, parecía que una chispa de inspiración iba a encenderse. T/n siempre tenía ese efecto en ella, como si sus palabras fueran un bálsamo para la mente creativa de Scary.


— Pero... ¿Y si lo nuevo no es lo suficientemente aterrador? — Scary frunció el ceño, dándose cuenta de lo absurdo de su preocupación. Había escrito historias que causaban escalofríos hasta en las sombras más oscuras, pero ahora todo lo que pensaba parecía desvanecerse en la neblina de la indecisión— Mis historias siempre tienen que ser aterradoras ¡La gente espera eso de mí!


T/n rió suavemente, casi como si estuviera bromeando con la idea de que Scary se estuviera limitando a sí misma.


— ¿Y si el terror está en lo que no se dice? —Sugirió T/n, su voz suave y calmada, pero cargada de una sabiduría que solo los monstruos que han existido por generaciones pueden tener — A veces lo que más asusta es lo que no ves o no entiendes ¿Por qué no probar algo diferente, algo más... personal?


Scary miró a T/n, pensativa. Su mente comenzó a dar vueltas, y lentamente las piezas empezaron a encajar. Podía sentir que su bloqueo de escritora se estaba desmoronando, pero era una sensación frágil, como el primer aliento de un monstruo que acaba de despertar de un largo sueño.


— ¿Algo personal? — Repitió Scary en voz baja, mientras sus dedos comenzaban a moverse nuevamente sobre las teclas— Tal vez... Tal vez mi historia no tiene que ser solo sobre lo que la gente teme, sino también sobre lo que tememos dentro de nosotros. Los miedos internos, esos que nos asustan más que cualquier monstruo de la oscuridad...


T/n asintió, su sonrisa tranquilizadora nunca desapareciendo.


— Exactamente. La gente viene a tus historias porque quieren sentir algo, porque quieren ver el reflejo de sus propios miedos, incluso los que no pueden nombrar. Si escribes desde tu corazón, Scary, seguro que tocarás algo profundo.


Scary miró a su amiga con gratitud, sus ojos llenos de una nueva energía. El bloqueo ya no parecía tan imposible. Se volvió hacia su máquina de escribir, con una nueva determinación.


— Tal vez sea hora de contar una historia más oscura... no en el sentido de monstruos, sino en el sentido de lo que todos llevamos dentro. El miedo a ser vulnerables. El miedo de mostrar lo que realmente somos.


T/n asintió, muy contenta de ver que su amiga había encontrado su camino nuevamente. En ese momento, Scary comenzó a escribir, las palabras fluyendo con facilidad por primera vez en días. La máquina de escribir cobró vida bajo sus dedos, y cada golpe de tecla era como un latido que reanimaba su espíritu.


— ¡Eso es! — Exclamó Scary, su voz llena de emoción— ¡Lo tengo! Una historia sobre un monstruo que teme a lo más humano en él... ¡Y debe enfrentarse a ello para poder vivir!


T/n, viendo cómo la inspiración regresaba a su amiga, se sintió feliz de estar a su lado. Sabía que Scary había encontrado su camino, pero también sabía que a veces, todos necesitan un poco de ayuda para encontrarlo.


— ¿Te sientes mejor ahora? —Preguntó T/n mientras observaba a Scary escribir.


Scary levantó la vista, una sonrisa genuina iluminando su rostro.


— Mucho mejor. Gracias, T/n. Sin ti, probablemente habría lanzado esta máquina de escribir por la ventana. Pero ahora... ahora siento que todo va a salir bien.


Ambas se miraron, y por un momento, el silencio fue lo único que las rodeaba. Un silencio lleno de posibilidades, lleno de historias por contar. Y mientras la máquina de escribir de Scary continuaba escribiendo, sabía que, con la ayuda de su amiga, cualquier bloqueo creativo podría ser superado.

Monster High - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora