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Operetta
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La tarde se había instalado con su habitual calma, un cálido resplandor filtrándose por las ventanas de la sala de música de Monster High. La sala estaba tranquila, casi en silencio, exceptuando el suave y rítmico sonido de las teclas de un piano resonando en el aire. Operetta, con su actitud habitual de diva rebelde, había decidido pasar un rato sola para despejar su mente. La música siempre había sido su refugio, su forma de respirar, de desahogarse.
Con su guitarra colgada sobre el hombro y sus otros instrumentos cuidadosamente guardados en su casillero, caminó hacia la sala sin más rumbo que el de sentir las teclas del piano bajo sus dedos. Necesitaba desconectar de todo, de las conversaciones vacías de los pasillos y de los amigos que intentaban, pero nunca lograban, comprenderla realmente.
Al abrir la puerta de la sala, una sensación extraña la hizo detenerse en seco. La melodía que salía del piano no era común, no era algo que esperara escuchar en Monster High. La música tenía un toque celestial, casi etéreo. ¿Quién podría estar tocando? Pensó para sí misma, desechando la idea de que algún compañero estuviera allí, pues la mayoría prefería hacer ruido con guitarras eléctricas, no con pianos clásicos.
La figura que estaba frente al piano no le era familiar. La persona, de espaldas, tenía una postura tan elegante y serena que Operetta sintió una curiosa fascinación. El piano se mantenía armonioso bajo sus manos, y la melodía fluía con tal suavidad que la diva no pudo evitar acercarse un par de pasos para escuchar mejor.
—¿Hola? —Preguntó Operetta rompiendo el hechizo de la música.
La figura se detuvo en seco. La melodía se desvaneció lentamente y, antes de que Operetta pudiera hacer algún comentario, la persona se giró hacia ella.
Lo primero que vio fueron dos ojos de un azul brillante, como el cielo en un día despejado. Luego, el cabello rubio, largo y con puntas azules, caía en ondas suaves alrededor de su rostro delicado. Una aureola flotaba suavemente sobre su cabeza, su presencia irradiaba una calma inusual, pero lo que más llamó la atención de Operetta fueron las alas. Enormes, blancas como la nieve, con plumas tan finas que parecían tocar el aire y desvanecerse con la luz que entraba por las ventanas.
Operetta se quedó sin palabras por un instante, con el corazón acelerado. No era la primera vez que veía a alguien fuera de lo común, pero esta chica era otra cosa. Su vestido dorado con detalles en blanco se movía suavemente con cada respiración, reflejando la luz de manera que casi parecía brillar.
—Lo siento... no quería interrumpir—Dijo Operetta, aún algo sorprendida por la figura frente a ella. No estaba acostumbrada a que alguien tan... impresionante estuviera en un lugar tan común como la sala de música de Monster High.
La chica angelical sonrió suavemente, como si la sorpresa de la situación fuera una bienvenida en lugar de una molestia—No es una interrupción, tranquila. La música siempre es más bonita cuando se comparte ¿No? —Su voz era suave, casi etérea, como una melodía que calmaba el alma.
Operetta frunció el ceño, algo intrigada pero también un poco desconcertada—Supongo... aunque no estoy segura de que compartir música sea mi estilo. No todo el mundo entiende lo que hago, y no tengo ganas de que me digan qué tipo de música debería tocar.
La chica levantó una ceja, mirando a Operetta con una mezcla de curiosidad y comprensión.
—No necesitas explicaciones—Respondió—La música es una forma de expresión, y si alguien no la entiende, es su problema, no el tuyo.
Su tono tenía una calidez que hizo que Operetta sintiera una extraña sensación de alivio, como si alguien por fin comprendiera su lucha interna por encontrar su propio espacio sin tener que rendirse ante las expectativas ajenas.
—Supongo que tienes razón—Dijo Operetta, acercándose un paso más al piano—Nunca he conocido a nadie que hablara de música de esa manera ¿Quién eres de todos modos?
La chica angelical la miró a los ojos y, con una ligera sonrisa—Mi nombre es T/n. Soy un ángel, no soy una estudiante de Monster High como tú, pero me gusta venir a escuchar las melodías que habitan en este lugar. Y tú... tú eres Operetta ¿Verdad? He oído hablar de ti.
La diva sonrió, algo satisfecha con la observación—Bueno, no suelo encajar en lo que otros esperan de mí. Soy más de romper reglas y mezclar géneros. A veces la gente no lo entiende, pero eso no me detiene.
—Eso es admirable—Respondió T/n, su tono lleno de respeto—Me recuerda a mi propia lucha por encontrar mi lugar... aunque yo no me atrevería a romper tantas reglas como tú. Yo... sigo mi propio camino, pero siempre con algo de precaución.
—¿No rompes reglas? Eso suena aburrido—Dijo Operetta con una sonrisa traviesa—La vida es demasiado corta como para no arriesgarse de vez en cuando. Además, la música nunca suena tan bien si no arrastras un poco de caos con ella.
T/n rió suavemente, una risa que sonaba ligera y cristalina—Tienes razón. A veces, un poco de caos es necesario para que las cosas cobren vida.
Operetta se sentó en el banco del piano, sus dedos recorriendo las teclas de manera casi instintiva—¿Quieres escuchar algo? No es nada clásico, ni suave como lo que tocabas antes, pero... es algo que me gusta.
T/n asintió con una sonrisa tranquila, dejando que la diva tomara las riendas de la sala. Operetta comenzó a tocar un riff oscuro, fuerte, con un ritmo que parecía querer liberarse de cualquier tipo de restricción. La melodía fluía de sus manos con facilidad, como si las teclas de piano estuvieran hechas para cantar su canción, y su guitarra imaginaria acompañara cada nota. T/n observaba en silencio, completamente inmersa en la música que emanaba de la joven púrpura.
—Eso es impresionante—Dijo T/n después de un rato—Es como si la música misma estuviera en libertad cuando tocas. No te importa lo que los demás piensen, solo sigues el impulso de tu alma.
Operetta sonrió, sintiendo una extraña sensación de conexión con la chica—Es eso. No importa lo que digan. Cuando la música te llama, solo sigues. Es lo único que sé hacer.
Ambas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la paz que la música había traído a la sala. Aunque provenían de mundos diferentes, Operetta y T/n compartían algo esencial, una devoción profunda por la música, algo que no requería palabras para ser entendido.
Finalmente, Operetta dejó que sus dedos se detuvieran, y con una última mirada a T/n—No esperaba conocer a alguien como tú hoy, pero... qué bueno que lo haya hecho.
T/n sonrió con suavidad, sus alas moviéndose ligeramente como si respondieran al viento invisible—Lo mismo digo. Quizás nos volvamos a encontrar aquí, entre melodías y silencios.
Y con un último gesto de entendimiento, ambas se despidieron en silencio, sabiendo que, aunque no compartieran el mismo origen, algo más profundo las unía: la música, su lenguaje universal.
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Monster High - One shots
Fanfiction¡Bienvenidos a este one-shots de Monster High! Espero que les gusten estás minis historias de cada uno de estos personajes. ¡Espero que le gusten!