Monster High - One shots

Bram Devein

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Bram Devein

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El pasillo de Belfry Prep era tan largo como la historia de la rivalidad entre vampiros y hombres lobo. En sus paredes, las sombras danzaban, estirándose y encogiéndose al ritmo de las lámparas de gas que titilaban con una luz tenue. Los ecos de las botas de Bram resonaban sobre el mármol frío mientras caminaba a paso firme, la capa de su chaqueta roja ondeando como un despliegue de poder. Sus ojos rojos, brillantes como rubíes en la oscuridad, destilaban furia. La pelea con Gory aún hervía dentro de él. Habían sido una pareja poderosa en Belfry Prep, pero esa relación se había roto como cristal, y el dolor de la traición se reflejaba en su rostro impasible.

Bram no era un vampiro cualquiera. Era orgulloso, autoritario y, en muchas ocasiones, manipulador. Su presencia no pasaba desapercibida. Caminaba por los pasillos con una seguridad que desbordaba, como si todo en su camino le perteneciera. Pero hoy, algo más le pesaba. La escuela había cambiado con la fusión de las academias de vampiros y hombres lobo, y el caos que seguía a esa mezcla solo aumentaba la tensión que ya se respiraba en el aire. Los hombres lobo invadían los rincones donde antes solo los vampiros se atrevían a pisar. Eso lo ponía furioso.

Al doblar la esquina del pasillo, su mirada se detuvo en una escena que, por un momento, lo hizo detenerse en seco.

T/n, una vampira joven de piel pálida como la porcelana, caminaba hacia él. Era amiga cercana de Draculaura, la vampira más encantadora y carismática de la escuela. Junto a ella, como siempre, estaba Clawd, su novio hombre lobo, alto y de aspecto feroz. No obstante, en ese instante no era Clawd quien acaparaba la atención de Bram, sino el incidente que acababa de ocurrir.

T/n, distraída por la conversación con Draculaura, había tropezado sin querer y pisó el pie de uno de los hombres lobo que se encontraba cerca, un chico de pelaje gris y ojos dorados. Este, visiblemente irritado, mostró los dientes y emitió un gruñido bajo, un sonido gutural que reverberó en el aire.

Fue suficiente para que Bram explotara. Con un rugido de furia, avanzó hacia ellos, su presencia oscureciendo el ambiente. En un par de zancadas estaba frente al hombre lobo, con los ojos inyectados de ira. T/n se quedó en silencio, sin saber qué hacer, mientras Clawd observaba la escena con cautela. Los hombres lobo siempre habían sido una amenaza para los vampiros, y aunque Clawd trataba de mantener la paz, no podía controlar lo que ocurría entre los suyos.

—¿Acabo de verte gruñirle a este vampiro? —Bram dejó salir las palabras con una calma fría que contrastaba con la tormenta interna que sentía. Su voz resonó por todo el pasillo, haciendo que todos los presentes lo miraran—No olvides tu lugar, hombre lobo. O haré que lo recuerdes.

El hombre lobo, sorprendido por la intervención y por la audacia de Bram, levantó la mirada. Su furia se hizo evidente en sus ojos dorados, pero no se atrevió a contestar de inmediato. Había algo en la postura de Bram, algo en su mirada, que lo hacía dudar. Bram había sido siempre uno de los vampiros más imponentes de la escuela, y los rumores sobre su relación con los zombies que servían bajo su comando le daban una reputación de alguien que podía ser mucho más peligroso que un simple vampiro.

Clawd, al ver que la situación se tensaba, dio un paso adelante, colocando una mano firme en el hombro de su compañero.