Lagoona Blue

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Lagoona Blue

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Lagoona Blue, la hija del monstruo marino, estaba de pie al borde de la piscina de Monster High, con su melena rubia rizada bailando al ritmo de una ligera brisa. El sol brillaba con fuerza sobre el cielo de la escuela, pero el calor de la tarde parecía desvanecerse en comparación con la emoción que sentía la chica. Lagoona miraba hacia el agua cristalina de la piscina, el agua que tanto amaba. A lo largo de su vida, había nadado en los mares más profundos, pero en ese momento había algo especial: su novia, T/n, la monstruo araña que, para su sorpresa, tenía miedo del agua.


—No te preocupes, amor—Lagoona había dicho con suavidad cuando T/n le confesó su temor—Yo te enseñaré. Y si te caes o te asustas, yo te estaré esperando para levantarte.


A pesar de su entusiasmo y su amor por el agua, Lagoona sabía que para T/n era un gran desafío. La chica araña había tenido una relación complicada con los elementos acuáticos, desde las piscinas hasta los océanos, siempre sintiendo una opresión en su pecho, un miedo irracional que la mantenía alejada de todo lo que implicara mojarse; pero ese día, todo iba a cambiar. T/n había aceptado el reto, y Lagoona estaba allí para apoyarla.

T/n se acercó lentamente a la piscina, su cuerpo de múltiples patas temblando un poco mientras miraba el agua turquesa que descansaba tranquila ante ella. Sabía que su novia estaba esperando y confiaba en ella, pero sus miedos seguían acechando en su mente.

Lagoona, al ver el leve titubeo de su amada, sonrió dulcemente, dejando que el sol brillara en su rostro mientras extendía los brazos hacia ella.


—Vamos, amor. Yo te atrapo. No tienes que tener miedo—Su acento australiano sonó suave, casi como una caricia—No tienes que hacerlo todo a la vez. Vamos a empezar poco a poco ¿Sí?


T/n miró a Lagoona, sus grandes ojos oscuros reflejaban una mezcla de incertidumbre y esperanza. Sabía que Lagoona no la iba a dejar sola, pero aún así, la idea de sumergirse en ese líquido tan extraño para ella la aterraba. Pero la voz de Lagoona tenía algo calmante, algo que la animaba a dar el paso. Respiró hondo y comenzó a moverse con cautela hacia la piscina.


— No es que no quiera intentarlo... —Murmuró T/n, sus patas tocando el borde de la piscina con delicadeza, como si estuviera midiendo la temperatura del agua—Solo... no sé si puedo.


Lagoona la miró fijamente, su expresión siempre tan tranquila y comprensiva. Dio un pequeño paso hacia adelante, su sonrisa nunca desapareciendo.


— Sabes que lo puedes hacer. Solo confía en mí—Dijo Lagoona, su tono lleno de ternura—Vamos, yo estaré aquí todo el tiempo. Te voy a sostener. No estás sola.


Con una leve respiración profunda, T/n finalmente dio el primer paso. Puso una de sus patas delanteras en el agua, y la sensación de humedad fría hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo. El agua envolvió su pata, y de alguna manera, el contacto no fue tan malo como pensaba. El agua no era un monstruo que la devoraba, solo un elemento más con el que podía interactuar.

Monster High - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora