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Ya estaba lista, eran las seis y unos minutos, y solo faltaba terminar de alisar algunos mechones rebeldes. No quería estar exageradamente arreglada, pero la coquetería nunca está demás.

Esta vez elegí un conjunto negro acompañado de tacones bajos. Mi cabello lacio caía impecable, y mi maquillaje decidí que fuera menos sutil de lo habitual, tenía tonos tierra en los ojos, con largas pestañas negras que aportaban esa confianza y frialdad extra. En mis labios, un traslúcido tono burdeos completaba el look.

Mientras terminaba de darme los últimos toques, pude ver a la pequeña nubecilla dormida en mi cama, apenas se le notaba entre las pomposas almohadas y en parte, lo agradecía. Había estado toda la tarde dormido, sin maullar, sin molestar. Sin más, le eché un vistazo rápido al cuarto y salí rumbo a las escaleras.

Renard seguía merodeando por la casa, cada tanto sentía su mirada o su voz desde la lejanía, pero opté por no tomarle la suficiente atención y me encerré en la biblioteca. Me había encargado que la casa estuviese completamente pulcra, principalmente la biblioteca, donde allí era la reunión, y me senté a ojear los detalles finales.

"Bien" pensé, tenía todo listo, cada detalle y cada palabra a utilizar pensada. Lo único que parecía no encajar con mi control, era aquella fotografía de la rubia. Tomé la hoja entre mis manos y por vez mil analicé los detalles ya analizados. Los mismos bucles, el mismo vestido, el mismo fondo, la misma vincha... Algo en esa imagen se me hacía extrañamente familiar, como si la conociese.

¿Mimzy?

Levanté mis cejas al pensar en su nombre, aunque dudaba. ¿Rossie? Mmh, nunca usaría esa vincha, ¿O sí? Miré aún más la foto, los detalles, como si estos me dijeran la gran incógnita que me planteaba, pero solo lograba que mi vista se nublara ante la cercanía. Y como un rayo, se me vino a la mente la rubia que me causó tantos dolores de cabeza, Stephanie. Tenía sentido, podría estar trabajando en mi contra, o en contra de Alastor por... ¿celos? No, me parecía muy rebuscado. Y para ser sincera, no parecía una mujer... de negocios.

Negué con mi cabeza y guardé la imagen en mi agenda, "no podía ser ella, es completamente ridículo" me decía. Me estiré en mi asiento y con un poco de esfuerzo vi el reloj de la estantería, ya eran las seis y veinticinco. Aún Alastor no había venido, y los demás deberían llegar en cualquier momento. Justo cuando comenzaba a divagar en mis pensamientos, la puerta sonó.

Apresuradamente salí de la biblioteca pensando que sería Alastor, pero nunca se abrió. Así que estiré mis prendas y sin más, giré el picaporte dando paso a los invitados.

¡Cara mia! ¡Qué gusto volver a verte! Ven aquí. — dijo emocionado Anthony mientras me abrazaba con calidez. — Mira Tn, Disaronno originale, eh?

— Oh, wow — dije tomándolo entre mis manos. Era una botella robusta con un alcohol ámbar oscuro. — ¿Para mí?

— ¡Por supuesto! Para que dé suerte en la reunión... Ya sabes — dijo mientras guiñaba un ojo de manera juguetona. — Es típico del norte de Italia. Es un licor de amaretto. Espero te guste.

— Bien, excelente. Gracias Anthony. Imanov, un gusto volver a verte. ¿Cómo has estado? Por favor, pasen.

— Bien. Tú Tn, tanto tiempo... ¿Cómo estás?

— Sobreviviendo. Espero que esta reunión aclare lo que hace falta sobre Víctor.

— Eso dependerá de lo que tengas planeado. No suelo perder el tiempo. Espero que tú tampoco.

— Por supuesto que no, Imanov. — Respondí con un deje de seriedad, haciéndole un gesto para que tomara asiento junto a Anthony. — Estoy contando con ustedes para ajustar los detalles necesarios y no dejar cabos sueltos.

Sinfonía de la muerte (Alastor x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora