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Llegue a casa lo mas rápido posible, subí a mi habitación y me encerré en ella. Mi celular no dejaba de sonar por las llamadas que entraban.

-¡Zara! –grito Nathan.

Me altero escuchar de repente la voz de mi hermano, ¿el que hacia aquí?

-¡Zara ven ahora mismo!

Salí de mi cuarto, la puerta de la habitación de Nathan estaba abierta. Entre y vi todo un desastre en la habitación, había ropa tirada en el piso, la ventana estaba rota y Nathan se veía mas enojado de lo común.

-¿Qué sucede?

Se acerco a mí, su mirada se veía un poco perdida como si estuviera aquí físicamente pero no mentalmente.

-¿Dónde esta? –me pregunto devuelta.

Fruncí el ceño y lo mire extrañada.

-Nathan no te entiendo.

Y de la nada me agarro del cuello y me estrello contra la pared, me queje por el golpe que me había dado.

-Nathan, ¿Qué te sucede? –pregunte asustada.

Sus ojos estaban rojos, podía notar ligeramente que el comenzaba a sudar de la frente. Nathan estaba drogado.

-Mi droga y el arma, tu tomaste eso. Dámelo ahora mismo.

-Yo no tome nada, suéltame o gritare.

Sus manos seguían en mi cuello pero no me apretaban. Mi celular volvió a sonar, Nathan saco mi celular de la sudadera y contesto.

-Hola, Luke. Lo siento, Zara ahora no puede contestar, ella esta un poco.... Asfixiada, no es nada grave. –Hizo una pausa.- ¿Qué no le haga daño? Yo nunca le haría daño a ella, tú me conoces, jamás hago algo sin algún motivo. Zara tomo algo mío y solo quiero que me lo devuelva.

-¡Luke ayúdame! –grite desesperada.

Nathan con su mano izquierda me apretó el cuello, con mis manos intente de alejarlo de mí.

-Adiós, cuñado. Tengo algo que resolver.

Colgó y arrojo mi celular al piso. Le di un rodillazo en la entre pierna provocando que el me soltara. Salí lo mas rápido del cuarto, corrí por el pasillo, estaba apunto de bajar las escaleras hasta que Nathan me tomo del cabello e hizo que me detuviera del dolor.

-Suéltame. –me queje.

-Primero dame lo que tomaste.

-Yo no tome nada tuyo.

Me volteo para verlo de frente, me soltó del cabello para tomarme del cuello de nuevo. Sus manos me apretaban, puse mis manos en sus brazos intentando que dejara de apretarme, comenzaba a faltarme el oxigeno.

-Nathan.... –dije con mucho esfuerzo.

-Eres una estúpida, Zara. Siempre lo has sido.

Nunca podre olvidar esa sonrisa de Nathan al verme ahorcándome.

-¿Sabes porque me fui de casa? Porque descubrí algo que me judío la vida y tu eres la única culpable, por tu culpa yo estoy aquí. Solo por ti.

Comenzaba desesperarme por no tener más aire, me sentía débil. Nunca solté mis manos de sus brazos que me estaban matando. De nuevo subí mi pierna y lo golpee, solo que estaba vez nada salió bien. Nathan me soltó y se fue encima mío, si, ambos caímos por las escaleras.

Dolía cada escalón que golpeaba mi cuerpo, deje de caer, respiraba agitadamente y desesperadamente, no podía moverme del dolor que sentía mi cuerpo. Comenzaba a darme sueño, mis parpados pesaban cada vez más.

BREATHE (l.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora