Desiré era la décimo cuarta vez que se cambiaba de vestido. Primero había pensado en un estampado de flores, pero ayer para el instituto ya llevó uno. Además, Daniela y Diana se arreglaban mucho para las cenas de los viernes y todo lo que se ponían con sus delgados cuerpos les quedaba genial. En cambio ella cada día se veía más enorme y los tobillos podían con ella, y Ángel siempre terminaba llevándola en brazos cuando salían a pasear.
La chica de cabellos oscuros sopló en frente del espejo y se miró el vestido negro que se había puesto. Era bonito, pero no le quedaba bien. A una embarazada nunca le quedan bien las cosas, o no al menos como les gustaría que le quedasen. Cuando tuviera a su pequeño se iría con los chicos al gimnasio a macharse los quilos ganados. Desiré fue hacía su armarío y buscó algo que le cubriera un poco y encontró un chals beige. Se lo colocó y esto ya parecía otra cosa:https://www.facebook.com/photo.php?fbid=507021036039568&set=a.499812360093769.1073741827.280473955360945&type=3&theater
Ahora sí que estaba bien. Su cabello lo dejo caer liso y recto sobre sus hombros. Ángel adoraba su melena, pero cuando tuvo a Estrella necesitaba un nuevo cambio y se cortó el pelo. Ángel incluso le costó reconocerla. Se le veía tan más mayor y madura ¡lo que podía hacer un corte de pelo! Y después su mestizo descubrió que largo o corto era el pelo de la mujer de la que estaba irrefutablemente enamorado, y que no le importaba como lo luciera porque siempre se vería perfecto.
Un doble toque de meñique sonó en la puerta y Desiré sintió como su corazón se desbocaba. Todavía no había hablado con Ángel. Él no había dejado de evitarla por los pasillos y esa tarde en casa. Había dicho que se metía en el estudio y le había escuchado tocar el piano. Desiré tuvo ganas de ir y verle tocar, pero no se atrevió.
-Adelante.- Gritó Desiré y cuando la puerta se abrió no vio a nadie. Después bajó ligeramente la cabeza y se encontró con una silueta pequeña que lucía como una princesa de cuentos de hadas.- ¡Estrella! ¿Todavía no te has peinado?
-¡Papá es un desastre haciendo un tope!
-¿Tope? ¿No querías trenzas?
-¡Mamá, tengo siete años! ¡Las trenzas son para las niñas pequeñas!- Desiré soltó una carcajada y se sentó en la cama.
-¿Tienes horquillas?
-Sí.- Estrella corrió a su madre con una sonrisa en el rostro se sentó en el suelo.- Aquí tienes.
Desiré cogió las horquillas de su niña y al darse cuenta que eran clips para el pelo de ella que eran de color rosa y que tenían estrellas blancas, volvió a reír. Le iba a hacer un peinado de mayor con unos clips que le compró ella cuando tenía tres años. Sin duda estaba enamorada de esa pequeña que quería crecer y no superaba el metro y medio.
-Mamá.
-¿Sí, Estrella?
-¿Puedo contarte un secreto?
-¿Un secreto?- Desiré alisó el flequillo que llevaba hacía atrás su pequeña y le hizo un pequeño volumen. Comenzó a colocar uno a uno los clips.
-Sí, pero papá no se puede enterar.
-¿Por qué?
-Porque me dijo que yo no podía tener novio hasta los treinta y muchos y yo ya tengo novio.
-¿Así? ¿Y quién es? ¿Marcos?
-¡No!- Estrella sacudió su cabeza enfadada y deshizo el tope. Desiré resopló y sin quejarse volvió a comenzar a peinar a su hija.- ¡Marcos es un pringado, mamá!
-¿Y quién es?
-¿Te acuerdas de Raúl?
-¿El hijo de los padres que se habían separado?