-¿Papá?
-¡Alicia!
-¡Papá!- La chica pelirroja se levantó del asiento de la sala de espera y corrió al final del pasillo, hasta llegar a su padre que lo esperaba con los brazos abiertos.
Diana también se levantó de la silla, pero no corrió hacía su marido. No porque no deseara correr y abrazarlo justo como estaba haciendo su hija, sino porque esa escena ya la había soñado más de una vez. En la oscuridad aparecía Adam y ella corría para abrazarla, pero al final él siempre desaparecía, dejándola sola en esa oscuridad. Segundos más tarde, se percató en como Félix y Valeria también se acercaban y se turnaban para abrazar a Adam. Instantes más tardes, fue cuando se dio cuenta que Adam no había venido solo, si no que venía acompañado de Berto y Kate.
-¿Ese no es Adam?- Susurró Daniela, algo perdida.
-Sí.
-¿No corres a abrazarle?
-Me da miedo.- Contestó Diana.- Le he perdido una vez, no quiero perderle más veces.
-Creo que, a veces, es mejor perder a las personas antes de no encontrarlas nunca.- Daniela se levantó de la silla y le extendió una mano a su amiga.- ¿Me presentas a tu marido?
Diana observó la mano de Daniela durante unos segundos y después la aceptó. Ambas se acercaron a todas las siluetas con rostros sonrientes, y cuando estuvieron en frente de ellos, se abrió un pasillo entre Adam y Diana, haciendo que sus miradas conectasen por primera vez.
-¿Qué haces aquí?- La voz de Diana sonó rota, desequilibrada.
-Está libre.- Anunció Berto a toda la familia mientras sostenía la mano de Kate con la suya.- Cuando volví a España los del FBI me pidieron que volviese, pero me negué. Pero esta noche me he dado cuenta que si volvía más de una persona ganaría algo. He vuelto al FBI con el único favor que dejasen a Adam Ortiga libre a cambio de que trabajase conmigo en mis casos para atrapar a ladrones de guante blanco.
-¡Eso es increíble!- La voz de Valeria sonó por todo el pasillo y volvió abalanzarse a su primo. Félix no tardó en unirse a Valeria y Alicia también.- Te hemos echado todos muchísimo de menos.
-Déjame que lo ponga en duda.- Se burló Adam mientras se deshacía de varios abrazos de forma sutil y después miraba a Diana, con una mirada entristecida.- ¿Podemos hablar?
-Mientras no te vuelvas a despedir de mi nunca más…- Dijo ella.- Sí.
-¿Cómo está?
-Bien, bien. Le he hecho reír y siendo Ethan, eso significa que se va a poner bien pronto.
Las palabras de Alex tranquilizaron a toda la familia y Félix más relajado, se acercó a su hija para abrazarla de nuevo. Alex miró por encima del hombro de su padre y se percató que Daniela les estaba observando. La chica se separó de su padre y se acercó a ella, de brazos cruzados.
-Quiero empezar de nuevo contigo.
-Yo también.
-Pero poco a poco.- Advirtió Alex.- No quiero que esto pueda hacerme más daño.
-No lo hará.- Susurró la mujer.- De eso me encargaré yo.
Ante esas palabras, Alex no pudo evitar venirse abajo y abalanzarse a Daniela para abrazarla con fuerza. La mujer no vaciló ni un solo segundo y le devolvió con la misma intensidad el abrazo. Fueron escasos los segundos, pero ambas sabían que eso era un gran paso.
