Capítulo 15: Antigua generación

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-Vale, seas quién seas, déjame decirte que no estoy para tus idioteces. Así que quítame las manos de la cara.- Alicia se estremeció al momento de escuchar la carcajada de ese chico que era el motivo por el que se había quedado trastocada. Neal quitó sus manos de los ojos de la chica pelirroja y volvió a ver que se encontraba en el vestuario recién duchada y ya vestida.- ¿Qué haces aquí?

-Te estaba buscando.- El muchacho de cabellos oscuros y de intensos ojos verdes se sentó a un lado de Alicia con una de sus despampanantes sonrisas.

-Pues ya me has encontrado ¿y bien?

-Sobre lo de esta tarde…

-Déjame que lo adivine: ¿No puedes quedar, verdad?- El chico hizo una mueca con su rostro, y asintió, haciendo que Alicia sintiera una extraña sensación. ¿Podría ser decepción?- Tranquilo, no pasa nada.

-Lo siento. Es que Samantha se ha presentado de repente al partido y me ha dicho que quería que comiéramos con sus padres.

-¿Con sus padres?- Alicia alzó sus dos cejas, totalmente sorprendida.- No sabía que fueras tan enserio con esa chica.

-Lo sé, es una locura.- Neal se pasó su mano por sus cabellos rizados. Sin duda ese gesto lo hacía más hermoso y particular de lo que era.- Lo que ocurrió ayer entre nosotros dos… me ha servido para darme cuenta que la amo más de lo que me pensaba.

-¿Se lo has contado?

-¿El qué?

-Lo que ocurrió entre nosotros.- Susurró la chica, sintiéndose como una estúpida al preguntarle eso a Neal. Era su vida amorosa ¿a ella que más le importaba?

-Hablaré con ella esta noche, después de la comida con sus padres.

-Todo saldrá bien… Como tú dijiste: solo han sido unos besos.

-Sí, solamente eso.- El chico alzó sus verdosos ojos de sus manos y miró a Alicia. El chico se inclinó al rostro de la muchacha y le dejo un beso en su mejilla.- Gracia, Al, eres una chica que cuesta de encontrar en el mundo.- Y después de esas palabras, Neal se levantó del banco del vestuario y salió por la puerta, dejando a Diana con la calidez de sus labios sobre su mejilla y acariciando con su mano la zona besada.

-Estás preciosa, Di. No te preocupes.

-Déjame tú móvil para que me mire.- Adam negó con su cabeza y sus cabellos dorados se alborotaron más de lo que ya estaban. El hombre sacó su teléfono táctil de su bolsillo y se lo pasó a su mujer.- Gracias, mi pequeño Robín Hood.- Susurró Diana y besó los labios de su marido. Adam rió por la forma afectuosa en que le había llamado la pelirroja, y capturó más detenidamente sus labios con sus dientes. Diana rompió el beso y pasó un par de veces su mano por los cabellos de Adam, quitándole hierbecitas que se le habían quedado enganchadas entre sus sedosos cabellos.- Ahora ya estás libre de porquería.

-No sé qué haría sin ti.

-¿Ir a una peluquería todos los días?- Adam volvió a reír y besó de nuevo a su mujer. Diana percibió su calidez, su olor a caramelo de crema y en como esa fragancia por mucho que pasasen los años seguía siendo el mejor aroma que sus fosas nasales podrían aspirar.- Te quiero.- Susurró la chica con sus ojos entrecerrados, y esta vez Adam dejó un beso sobre su nariz.

-Te amo.- Y un nuevo beso sobre su frente.- ¿Tienes hambre?

-La verdad que el sexo en un lugar público te deja mucho más hambrienta de lo que me había imaginado.- Adam volvió a soltar una nueva carcajada, y afirmó con su cabeza, haciendo que sus cabellos ya peinados se volvieron a descolocar.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora