Capítulo 58: agujero negro

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-¿Vas a llamar a sus padres?

-Me ha pedido que no lo haga.

-No puedo creerme que nuestro Héctor se haya hinchado a puñetazos por protegerte.- Escuchó el joven de ojos verdes como decía Rubén des del pasillo.- Supongo que la gente cambia.

-Héctor no va a cambiar.- Dijo una voz femenina.- Sigue y seguirá siendo el mismo.

Después de esas palabras, Héctor solo distinguió susurros entre Valeria y Rubén tras la puerta del cuarto de Valeria. Los puñetazos de los hombres de José le habían dejado rasguños en la cara y las costillas doloridas. Aunque la adrenalina había sido lo suficientemente grande para que después de que Valeria sacase su pistola para detener esa pelea, cogerla de la mano y salir corriendo con su moto.

Valeria no le había dicho a donde ir, pero Héctor había dado por hecho que el mejor lugar donde esconderse era en el piso de Valeria y de Rubén. O más bien, era el único lugar donde Héctor se sentía seguro.

E inesperadamente, la puerta se abrió. La silueta de una chica más pequeña que él, cerró la puerta tras su espalda y se acercó al joven. Sus rodillas tocaron el suelo y dejó el botequín de primeros auxilios en el suelo. Valeria empezó a sacar trocitos de algodón y en él añadió agua oxigenada para desinfectar sus heridas.

Héctor se mantuvo quieto y dejó que Valeria le limpiase la sangre seca de su labio y de su ceja. El desinfectante empezaba a escocerle la zona infectada, pero más le dolía ese silencio que se había creado entre ambos. Héctor percibió como la mano libre de Valeria se había colocado justo debajo de su barbilla, y el joven la buscó para acariciarla. La muchacha percibió ese gesto y se deshizo del amarre del joven.

-Quítate la camiseta.- Le ordenó la chica de cabellos oscuros mientras humedecía más algodón con el agua oxigenada.

Héctor obedeció y se quitó la camiseta, dejando a la vista un torso delgado y moreno, con un par de moratones y varias zonas rasgadas. Valeria limpió las zonas infectadas con cuidado y Héctor aprovechó para observarla detenidamente. Seguía teniendo un rosa difuminado en los labios, el mismo color que tenía José en la comisura de sus labios. El joven alzó su mano y le limpió las restas de pintalabios que le quedaba.

-Este es el mismo color que tenía tu amigo en la boca.- Susurró Héctor mirando fijamente a los ojos a Valeria. Pero ella le estaba ignorando. Había terminado de limpiarle las heridas y la joven se había sentado a un lado de Héctor, todavía en un triste e irritante silencio.- ¿No vas a decirme nada?

-Necesito que me guardes el secreto, Héctor.- Empezó a decir la chica con un rostro inexpresivo.- Necesito ese dinero con urgencia.

-¿Para Adam?

-¿Qué?

-Ha sido condenado cinco años a la cárcel por intento de homicidio y ladrón de guante blanco. No entiendo mucho como funciona vuestro mundo, pero estoy seguro que quién tiene dinero tiene mucho poder. Aunque ese dinero se haya conseguido de una forma sucia.

-No es para Adam.- Protestó Valeria.- Antes del juicio hablé con él, y me pidió que el dinero conseguido hasta ahora no lo utilizará para sacarlo de la cárcel.

-¿Y para qué te pidió que lo gastaras?

-Por el mismo motivo por el que empezamos todo esto.

-Está bien.- Héctor cogió su camiseta y se la colocó.- Si no vas a explicarme ese motivo, creo que es hora de volver a mi casa.- El chico se levantó de la cama de Valeria y se dirigió hacia la puerta, pero Valeria le había cogido del brazo.

-Héctor, por favor. Pónmelo más fácil.

-¿Todavía más, Val?- Héctor se volteó hacía la dirección de la muchacha.- He estado durante un año y medio observando como la chica de la que estaba enamorado desaparecía. Nunca me he metido en tus asuntos y cuando lo hice, siempre los respeté y no te pedí que me explicaras nada. Solo quería estar a tu lado y poco a poco me di cuenta que no podía conformarme con eso. Necesite conocer tu mundo, formar parte de él. Pero parece que no te importo lo suficiente para enseñármelo del todo.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora