Capítulo 51: Un presente dibujado

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-Oh, vamos… esto tiempo que ser una broma. ¿Qué narices haces aquí? Pensé que te había dicho que te marcharas del internado.

-Cierto, rubita, pero luego analicé mejor la situación y pensé en buscar alguna alumna del centro con la que flirtear para provocarte un ataque de celos.

-Menudo planazo.- Alex se encontraba en el hueco que quedaba debajo de las escaleras que llevaban a las habitaciones de las chicas, sentada y a los pocos segundos, Gideon se había sentado a un lado de ella y había besado su mejilla.- En serio, ¿qué haces aquí, Gideon?

-¿Eso no debería de preguntártelo a ti? Casi me haces traerte al internado en pijama porque ibas a llegar tarde a tu primera hora y ahora te encuentro aquí, sin hacer nada productivo para tu educación.

-Ángel no ha venido al internado.- Alex se encogió de hombros.- Así que no hay clase de literatura.

-¿Hablas de aquel hombre que me ayudó con el partido de futbol para ganar la apuesta a tu hermano y por fin poder estar contigo?

-No estamos juntos, Gideon.

-Yo hablaba de un estar físico, pero sí quieres algo más serio solo tienes que pedírmelo, rubita.- El muchacho pasó sus manos por los hombros de Alex y la muchacha se dejó abrazar, aunque no le devolvió el gesto.- ¿Tienes algún plan para esta tarde?

-Tirarme por la ventana de mi habitación ¿te apuntas?

-Claro ¿A qué hora?- Alex se golpeó con su propia mano en su frente, indicando su frustración y haciendo reír al muchacho repleto de tatuajes.

-¿Tú no deberías de estar trabajando en tu laboratorio de empollones?

-Soy el jefe de ese laboratorio de empollones y sí quiero faltar lo hago y punto final.- Gideon acercó más a Alex hacia su cuerpo, pero esta vez la muchacha sí que puso su brazo de por medio para evitar un contacto directo con el joven.- Además, hoy he tenido una chica en mi cama y a penas me ha dejado dormir.

Alex sabía que esas palabras las había dicho para hacerla rabiar o bien para hacerla reír, era complicado saber que pretendía ese chico en cada momento. Aunque sabía que Gideon no pretendía hacerla sentir mal o algo por el estilo, básicamente porque Alex no aparentaba ser la típica chica que se sentía mal por molestar a los demás en ciertos temas, como por ejemplo necesitar que alguien durmiera con ella y le despertara cuando las pesadillas hacían que agonizara. Eso era algo que había hecho miles de veces Ethan esos dos últimos años y siempre le había sabido mal ver a su hermano al día siguiente con ojeras. Pero eso era algo que a Gideon no estaba dispuesta a explicarle.

-Pues te jodes y la próxima vez no me pidas que me quede a dormir contigo.

-¿Dónde dices que has dormido?- Una voz varonil y que no surgió de la boca del chico repleto de tatuajes, la sobresaltó e hizo que se separase ligeramente de Gideon. Era Ethan que había aparecido por arte de magia delante de ellos junto con Darío, tan sonriente como siempre.- ¿Alex?

-En la cama de Gideon.- Contestó la muchacha mientras se levantaba del hueco que había debajo de las escaleras y se colocaba bien su falda.- Y he dormido muy a gusto.

-Es el colchón. Es de buena calidad.- Contestó Gideon mientras también se levantaba de su asiento, aunque a Ethan no parecía gustarle esa respuesta.

-¿Podemos hablar un momento a solas, Alex?- Y antes que la muchacha pudiera reprochar a su hermano, el joven la había cogido del brazo y se había alejado de Gideon y de Darío.- ¿Se puede saber que haces con él? Pensé que sería tu número tres cientos y fin de la historia. Entiendo que lo soportarás cuando mamá estaba ingresada porque él estaba dispuesto a ayudarla y darnos una solución para su pérdida de memoria temporal, pero…- La carcajada de Alex interrumpió las palabras de Ethan, haciendo que el joven se quedase callado por un momento.- ¿Se puede saber qué es lo que te hace tanta gracia?

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora