-¡Ay, Félix, que no! ¡No seas pesado!
-¡Venga, bah, Dani! Es la macarena. Es de nuestra generación.
-¡Es de la generación de nuestros padres, Félix! Menudo DJ has contratado. Seguro que la vieja-bruja-mal-follada no para de criticar la fiesta.
-¡Y dale! Que pesada que estás esta noche con Leonor.- Replicó el hombre de cabellos voluminosos.- Que si Leonor va a decir que la música es un coñazo, que sí Leonor va a decir que deberíamos de haber vigilado los disfraces que se ponían los alumnos, que si Leonor me tiene envidia porque tiene al marido más sexy del universo, que si Leonor…
-¡Primero! Yo en ningún momento me he referido a Leonor como Leonor sino como vieja-bruja-mal-follada y segundo, yo no pienso que Leonor te vea como el hombre más sexy del universo.
-¿Pero para ti lo soy, verdad?
-Con esa pajarita me recuerdas un poco a un payaso con cara de amargado, pero bueno, sigues siendo sexy.- Félix soltó una carcajada por la broma de su mujer y al momento la rodeó con sus brazos para atraerla más a él.- Hoy estás muy empalagoso ¿no te habrás portado mal, verdad?
-Yo no soy empalagoso, soy cariñoso con la rubia más perfecta del mundo entero.
-¡Oh, oh! ¿Qué has hecho, Félix?
-¿Por qué siempre que te digo cosas bonitas dices que me porto mal?
-Porqué soy yo la que siempre te pica para que me abraces y me digas cosas bonitas. No es algo que salga muy espontáneo de ti que digamos. Y menos en público.
-Mentira. Yo mi amor por ti lo grito a los cuatro vientos des de siempre.
-¿Así?- Félix asintió su cabeza muy seguro de sí mismo, pero Daniela no las tenía todas.- ¿Te tengo que recordar que cuando me besaste por primera vez, al día siguiente, cuando me viniste a ver al partido de voleibol te rodee con mis brazos y me dijiste: ¿Qué haces? En público no.- Daniela había puesto una voz de camionero mientras se ponía bizca, haciendo que Félix recordase el pasado y riera por ello.
-Bueno, eso es otro cuento. Por entonces no te soportaba.
-¿Y ahora sí?
-Bueno… al final uno se acostumbra a todo.
-Te recuerdo que fuiste tú quién me pidió que me casará contigo.
-Era muy joven, Dani. No sabía de la vida.- La directora al escuchar esas palabras estiró su mano hasta llegar al pezón de su marido y se lo retorció con fuerza, haciendo que el joven desprendiera un grito ahogado e intentará apartar a Daniela de su cuerpo.- ¡La virgen…!
-Eso te pasa por ser un graciosillo sin gracia.
-Sí ¿pero soy gracioso, eh?- Félix volvió acercarse a Daniela, dónde ambos estaban sentados en uno de los sofás de cuero mientras los demás bailaban en la pista de baile.- Y tengo más gracia que tú, que está noche estás amargada y paranoica pensado en Leonor y en esa panda de marujas sin vida propia.
-Eso no es cierto. Me lo estoy pasando estupendamente en la fiesta tan increíble que ha hecho mi marido tan sexy.
-¿Ahora quién hace la pelota a quién?- Daniela hizo el ademán de intentar volverle a pellizcarle un pezón a Félix, pero él se hizo a un lado y la chica se retiró con resignación.- Y déjame decirte, que es imposible que te lo estés pasando bien en esta fiesta.
-¿Y eso por qué, Señor inteligente?
-Porqué todavía no lo hemos hecho en toda la noche. Así que es imposible que te estés divirtiendo.
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