-¿Cómo crees que le estará yendo a tu padre con tu madre?
-Si sigue jugando al juego de adolescente rebelde y borde, seguro que no muy bien.- Dijo Ethan.- Por más que miro a mi madre, siento que no es ella… Es otra persona que esa actitud puede hacerle reír en un momento dado, pero que no pueda llegar a enamorarle.
-Pero tu padre no puede ser quien no es por tal de enamorar a alguien.
-Mi padre estaría dispuesto a hacer lo que fuera por ella.- Ethan cerró sus ojos y apoyó su cabeza en la almohada de la cama de su habitación del internado.- El amor contrae sacrificios.
-Eso es cierto.- Darío también se tumbo a un lado de Ethan y buscó la mano del chico, para apretarla con fuerza.- A mi me ha costado la relación con mi padre, pero no soportaba ser quien no era.
-¿Y cómo te sientes?
-Mejor de lo que me pensaba.- Ethan abrió sus ojos y se encontró con una leve sonrisa de Darío.- Supongo que los remordimientos vendrán dentro de un par de días, cuando le eché en falta, pero…
-Pero haremos lo posible por ignorarlos.
Ante esa contestación la sonrisa de Darío no hizo más que aumentar, haciendo que a Ethan le costase más ocultar sus ganas de sonreírle. Darío se dio la media vuelta, mirando hacia la dirección del otro chico, segundos más tarde. Ethan le imitó y fue esta vez quien entrelazó sus manos.
-¿Puedo hacerte una pregunta, Ethan?
-Ya me estás haciendo una pregunta.
-Me abruma tu gran observación.- El chico de los ojos azules hizo rodar sus ojos ante la contestación del Ethan.- ¿Puedo?
-¿Des de cuando pides permiso para hacer las cosas?
-Tienes razón.- Parecía que la sonrisa de Darío iba a ser mayor, pero poco a poco se fue apagando, dando a entender que la pregunta no iba a ser un buen trago para Ethan.- ¿Te has enamorado alguna vez?
-¿Yo, enamorarme?- Ethan frunció su ceño, confundido.- ¿De verdad? ¿Esto qué es? ¿Un concurso a la pregunta más estúpida?
-Lo tomaré como un sí.
-No te he contestado.
-Cuando cambias de tema es porque no quieres hablar sobre ello.
-Ahora quien está abrumado por una gran observación soy yo.- Ethan esperaba la risa de ese chico, pero eso no fue así. El joven dejó caer un suspiro pesado y asintió con su cabeza.- Se llamaba Rodrigo.
-¿Está muerto?
-No.
-Oh.
-¿Por qué lo dices?
-Porque te has referido en él en pasado.
-Porque él es pasado.- Ethan se alzó de la cama, para quedarse sentado encima del colchón. Darío le imitó y el joven se percató en como los ojos chocolate de Darío lo escrutaban con intensidad.- Él trabajó aquí. Era mi entrenador del equipo de baloncesto.
-¿Cuántos años tenías cuando lo conociste?
-Quince y él tenía veinte tres.- Ethan se encogió de hombros.- La verdad es que la edad es lo de menos cuando…- El chico se quedo callado. Era como si quisiera decirlo, como si quisiera reconocer que había estado perdidamente enamorado de ese chico, pero después de dos años todavía se hacía complicado poderlo decir.
-¿Por qué no funcionó?
-Porqué él no me amaba.- Ethan alzó su rostro de sus pies y se encontró con los ojos de Darío.- Solo me utilizó para darle celos a su ex pareja.
