Capítulo 29: Pearcings y tatuajes

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-¿Y así es cómo supuestamente te vas a estresar? ¿Haciéndote un pearcing?- La muchacha de cabellos rojizos miró incrédula el cártel de la tienda que además de hacer agujeros en cualquier parte del cuerpo –incluso en lugares innombrables-, también hacían tatuajes.

-Odio las agujas.

-¿Qué?- Alicia liberó una risa que indicó que cada vez esa situación la estaba dejando más sorprendida.- ¿En serio, Neal? ¿Una agujita de nada te da miedo?

-La aguja del pearcing de la lengua no es una agujita de nada. Te lo aseguro.

-¿Te quieres hacer un pearcing en la lengua?- Alicia alzó sus cejas. Ahora sí que estaba al borde de la sorpresa. Sin duda la muchacha se estaba dando cuenta que no conocía tan bien a ese chico como ella se imaginaba. Se había percatado del pendiente de pirata plateado que llevaba Neal en su oreja derecha, pero pensó que eso para él ya era los límites de los límites.

-Des de hace tres años.- Confesó el joven y frunció su ceño al seguir viendo lo aturdida que estaba su amiga.- ¿Por qué pones esa cara?

-Es que no pareces el típico chico amante de los pearcings y tatuajes.

-Lo sé. Menos las personas que me conocen, piensan que soy el típico chico que ama el deporte, amante de la mariguana y de la guitarra. Resumiendo: un Bob Marley blanco y sin rastras.

-Entonces eres un amante de los pearcings, pero solamente llevas uno en la oreja porqué te dan miedo las ajugas ¿no?

-Exacto.- Dijo Neal mientras se acercaba a la puerta y la abría de par en par.- Las damas primero.- Alicia hubiera liberado un suspiro lleno de amor si el chico que le había abierto la puerta como un caballero no fuera Neal. Porque ese chico no lo era ni de lejos. La muchacha recordó en la noche que ella ya sabía que Neal tenía novia oficialmente y en cómo él había intentado besarla de nuevo. Sin duda él no era el príncipe azul que estaba esperando, pero a veces, esos pequeños detalles eran los que el corazón de Alicia latía con más intensidad.

La muchacha se despertó de su ensoñación al momento en que la luz que colgaba del techo la deslumbró. Había demasiada iluminación en esa sala y muy pocos clientes. Toda la sala estaba recubierta de diferentes ejemplos de tatuajes con sus precios al lado –algo caros para el gusto de Alicia- enganchados en las paredes, y unos mostradores separados por según el tipo de pearcings.

Había un mostrador extra en el centro de la sala con forma cúbica. Tenía una luz fluorescente que le daba un color fosforescente a todos los pearcings. Neal le explicó que esos pearcings tenían un color a la luz del día y que a la noche tenían otro. Alicia iba a sugerirle que le salía mucho más a cuenta comprarse uno de estos, que era como si fuera un dos por uno, pero el joven se había alejado de ese mostrador y se había acercado a otro.

-Estos son los de la lengua.- Dijo Neal indicando unos con un palo metálico igual de largo que la mitad del meñique de Alicia y con dos bolas en sus dos extremos.- ¿No piensas que son increíbles?

-¡Son enormes!- Espetó la joven, quedándose totalmente fascinada por el tamaño de ese artefacto.- ¿Y eso te cabe en la boca?

-El palo estará perforado en la lengua de forma vertical, Alicia. Solo se ven las bolas por debajo y por encima, y si las empujas un poco el palo, pero no más.

-Sabes un montón.

-Ya te lo he dicho.- El joven mostró una nueva sonrisa mientras contemplaba los diferentes modelos fascinado.- Me encanta este mundo.

-Y por miedo te lo estás perdiendo.- Neal se encogió de hombros, y Alicia dejó de estudiarle con la mirada en cada movimiento que hacía para fijarse en otros pearcings para otras partes del cuerpo.- ¿Y estos para dónde son?- Alicia señaló unos pearcings pequeñitos. Eran como diminutos diamantes y otros tenían un palo ondulado con dos bolitas en sus extremos.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora