Capítulo 41: Sinceridad

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-¡Rubita!

-Otra vez no…- Alex se volteó sobre sus bambas recubiertas de pinchos y se encontró con aquella mirada azulada que había visto todos los días en el hospital. Gideon se había acercado a ella, pero a diferencia de los otros días, no llevaba su bata blanca de científico loco.- ¿Qué quieres, Gideon?

-He escuchado que hoy le daban el alta a tu madre y quería felicitarte.

-No pienso darte ninguna explicación de nada, Gideon, deja de hacerme la pelota y soltar la primera estúpida idea que se te ocurra para acercarte a mí.

-¿Crees que todo esto lo hago para hablar contigo?

-Ni siquiera conoces a mi madre.

-He estudiado prácticamente todas las zonas de su cerebro. Así que algo sí que la conozco.

-No tiene gracia, Gideon. Por favor, deja de mencionar a mi madre.- Alex hizo el gesto de darse la media vuelta y alejarse de la presencia de aquel muchacho de ojos azules, pero Gideon no se lo permitió y la aferró del brazo.- Suéltame.

-¿Por qué no quieres que hablemos de tu madre? Está viva y hablas de ella como sí no lo estuviera.

-¿Eres idiota o qué?- Espetó Alex, más a la defensiva de lo normal.- Sabes perfectamente lo que le ha ocurrido a mi madre y hasta a una persona con media neurona entendería que es un tema delicado del que hablar.

-Por eso mismo es importante hablarlo, Alexandra. Cuando antes vuelva todo a la normalidad más fácil será para ella.

-Gideon… A ver cómo te lo explico porque parece que hayamos leído novelas diferentes… Mi madre no se acuerda de mí. Tampoco de mi hermano. Ni de sus amigas de toda la vida y tampoco de su propio marido. ¿Crees que es un tema del que me apetece hablar y más contigo?

-No tendré la carrera de psicología, pero me han dicho que hago unas natillas de postre que son para chuparse los dedos.

-¿Y a mí que me importa cómo cocines las natillas?

-Alexandra, vamos. ¡Te estoy invitando a cenar a mi casa! Te creía más inteligente.

-Y yo pensaba que había dejado bien clarito que no quería saber nada de ti.

-Me lo debes.- Dijo Gideon inesperadamente.- Me he pasado estás dos últimas semanas alejado de mis experimentos para centrarme en las pruebas de tu madre. Siento no haber encontrado como hacer que tu madre recupere su memoria, de verdad, no hay cosa que más me hubiera alegrado en estás dos semanas, pero no lo he conseguido. Aun así, no me he rendido y tú tampoco deberías de hacerlo, Alexandra.

-¿Todo esto no será una venganza, verdad?

-Probaré mis natillas antes que tú para que veas que no están envenenadas.- Dijo Gideon con una de sus sonrisas picaras.- Además, tu madre vuelve esta noche a casa ¿verdad? Deja que tu padre y ella estén a solas un rato. Después prometo llevarte en coche hasta la puerta de tu casa.

-Mañana tengo clases, así que a las once quiero que me devuelvas al internado.

-¿Des de cuando te importan a ti las clases?

-Desde que he tomado la estúpida decisión de cenar contigo.- Dijo Alex mientras se daba la media vuelta y se alejaba del chico de ojos azules.

-¡Pasaré a buscarte al internado a las ocho!

-¿Esta ropa es la que me solía poner?

-Tenías un estilo muy personal. Una vez me paseaste por todas las ramblas para encontrar unos tacones de aguja que habías visto por Internet y que se habían agotado en todas las tiendas.

Perdona pero, me he encaprichado de ti (Segunda Temporada de PPTVDM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora